Los reflejos son respuestas que el organismo pone en marcha frente a estímulos del entorno, de forma automática y espontánea, sin intervención de la voluntad. Por ejemplo, si al intentar coger un utensilio de cocina, resulta que está caliente y me quemo, retiro rápidamente la mano, sin pensarlo siquiera.
Un estornudo es un acto reflejo, consistente en la expulsión súbita, brusca, de aire procedente de los pulmones (y, en menor medida, también de la boca). Su objetivo es expulsar del interior de la nariz las partículas extrañas que pueden irritarla. Por ello, el estímulo que generalmente desencadena el estornudo es la presencia en el interior de las fosas nasales de partículas o sustancias que irritan la mucosa que las recubre por dentro.
La irritación estimula receptores presentes en la mucosa de la pared interna de la nariz, y ello hace que se ponga en marcha el reflejo del estornudo: se produce una rápida inhalación de aire, con lo cual se llenan los pulmones, y de inmediato los músculos respiratorios y los de la faringe se coordinan para conseguir que el aire salga disparado por la nariz a una velocidad de aproximadamente entre 50 y 70 kilómetros por hora. De esa forma, las partículas que no están adheridas son empujadas al exterior, que es lo que el reflejo pretende.
En el caso de las rinitis alérgicas, se ha producido una inflamación en la mucosa nasal (el sufijo -itis significa inflamación, y el término rinitis significa inflamación de la nariz) que es la que produce el estímulo que da lugar al estornudo. Lógicamente, puesto que la inflamación de la mucosa ya está instaurada, el estornudo no consigue eliminar el estímulo: a diferencia de los casos en que hay algún irritante en el interior de la fosa nasal, que puede ser expulsado por la fuerza del estornudo, en el caso de la rinitis alérgica el estornudo no consigue expulsar la causa, por lo que el estímulo continúa presente, y sigue actuando sobre los receptores… y eso condiciona que sobrevenga un estornudo, y otro, y otro, … en una secuencia de estornudos seguidos que es lo que llamamos estornudos en salva, o salva de estornudos.
Por eso, aún cuando no son exclusivos de la rinitis alérgica, decimos que los estornudos en salvas son típicos de esta enfermedad.
Imagen: Tira de «El pequeño Sammy estornuda«, de Windsor McCay, serie aparecida en el periódico The New York Herald entre julio de 1904 y diciembre de 1906.