Todas las entradas de: José Luis de la Fuente

Vacunación frente a la covid-19 en personas alérgicas

En los últimos meses, han sido ya varias las personas que han acudido a nuestra consulta con una seria preocupación sobre la posibilidad de que su condición de pacientes alérgicos pudiera contraindicar en ellos la administración de la vacuna frente a la covid-19.

Con carácter general, y salvo casos muy concretos que ahora detallaremos, no hay motivos para preocuparse en ese sentido.

Aun cuando exista el antecedente de haber tenido reacciones alérgicas graves frente a alimentos o medicamentos, no hay motivos para generalizar la evitación de la vacuna.

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, sociedad científica mayoritaria de alergólogos en España, recomienda, eso sí, que toda persona que vaya a ser vacunada frente al coronavirus SARS-CoV-2 sea vigilada por personal sanitario un tiempo determinado inmediatamente después de su administración:

  • Para la población general, la ficha técnica establece que serán 15 minutos.
  • Para los pacientes que padecen alguna enfermedad alérgica común (alergia a pólenes, otras rinoconjuntivitis, alergia a alimentos o a medicamentos, …), la recomendación es de aumentar ese periodo de tiempo a 30 minutos.
  • En el caso de pacientes que tengan antecedentes personales de alergia grave (anafilaxia), reacciones graves frente a otras vacunas, o mastocitosis, la recomendación es de aumentar ese periodo de tiempo a 45 minutos.

Como en cualquier fármaco, las reacciones que pueden tras la administración de una vacuna dependen de la composición de la misma (del principio activo y de los excipientes que incluye). En el caso concreto de las vacunas frente a la covid-19 basadas en ARNm (la de Pfizer y la de Moderna), contienen como excipiente Polietilenglicol, y, además, la de Moderna contiene Trometamol. La alergia a estos excipientes es extremadamente infrecuente, pero, en caso de tener ese diagnóstico (alergia a Trometamol, Polietilenglicol u otros polisorbatos), sí es recomendable evitar estas vacunas. Exceptuando, entonces, los casos de personas que tengan diagnosticada una alergia a alguno de los componentes de esta vacuna, o que hayan presentado una reacción grave con la primera dosis de la misma, la vacuna frente a la covid-19 no tiene más contraindicaciones en los pacientes alérgicos que en la población general.

No es necesario, por tanto, ni siquiera hacer de forma sistemática un estudio alergológico previo a la administración de la vacuna a personas con historial de enfermedades alérgicas diferentes, aunque se trate de personas que hayan tenido reacciones graves con alimentos o medicamentos. Y tampoco el asma bronquial bien controlada supone una contraindicación para recibir esta vacuna, independientemente de cuáles sean los medicamentos que se estén utilizando para controlarla.

Semana Mundial de la Alergia: «Cambio climático y alergia: Amistades peligrosas»

Este año, la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés: World Allergy Organization) ha elegido como eslogan de la Semana Mundial de la Alergia (que será la próxima semana, del 4 al 11 de abril) el siguiente: «Pollen Allergies – Adapting to a Changing Climate: Climate change worsens allergies globally«. Es decir: «Alergia al polen – Adaptándose a un clima cambiante: El cambio climático empeora las alergias globalmente«.

Diversos estudios internacionales han analizado durante los últimos años la posible relación entre el cambio climático y el incremento de los casos de alergia. Hoy sabemos que el cambio climático está alterando los ciclos de polinización de las plantas, y que las partículas diésel producidas por vehículos y calefacciones crean un ambiente hostil para las plantas que hace que el polen que éstas generan sea diferente del que liberan en zonas libres de contaminación: contiene, como mecanismo de defensa, unas proteínas específicas, que llamamos proteínas de estrés, lo cual aumenta su alergenicidad. Ello se traduce no solamente en un incremento de los casos de alergia, sino también en un empeoramiento de los ya existentes.

A finales del año pasado, cuando el portal Encuentra la Inspiración nos invitó a participar en su encuesta para identificar la innovación o noticia más destacada en relación con las alergias respiratorias producida en 2015, no tuvimos duda en señalar como tal el llamado Acuerdo de París, el acuerdo sobre control del cambio climático mediante reducción de emisiones contaminantes al que se llegó en 2015 tras la 21ª Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y a los previsibles efectos positivos que a largo plazo las medidas consensuadas en el mismo tendrán sobre las enfermedades respiratorias. Ahora, la WAO, a través de su propuesta para la Semana Mundial de la Alergia, destaca también de forma especial la importancia (y urgencia) de este asunto. No podríamos, entonces, estar más de acuerdo con el tema monográfico elegido para esta Semana.

Porque sensibilizar a todos sobre la relevancia del cambio climático no sólo es importante, sino también urgente. Y además, lamentablemente, su influencia sobre la alergia al polen no es el único efecto pernicioso. Ni siquiera, aún siendo grave, el más grave.

A-3 POSTER-page-002