En algunas zonas de Andalucía, utilizamos el término tabarro para referirnos a una variedad concreta de avispa. El vocablo está tan extendido, que ha sido aceptado por la Real Academia de la Lengua, la cual (señalando que es una denominación propia de Andalucía) le atribuye la acepción siguiente: “Especie de avispa algo mayor que la corriente, y cuya picadura causa intenso dolor”.
En efecto, su picadura causa intenso dolor, y también puede dar problemas más graves, pues su veneno puede causar alergia, por lo cual una simple picadura puede desencadenar una anafilaxia. Se trata, concretamente, del género Polistes, uno de los llamados himenópteros sociales.
El orden de los himenópteros es uno de los mayores órdenes de insectos (comprendiendo nada menos que unas 200.000 especies), en el que se incluyen las hormigas, las abejas y las avispas. El nombre de himenópteros se refiere a sus alas membranosas (del griego hymen, membrana, y pteros, ala), alas que, en el caso de las hormigas, sólo conservan las castas reproductoras, es decir, las reinas y los machos.
Algunos de estos insectos tienen un marcado carácter social: las hormigas y las abejas son claros ejemplos de ello, pero también algunas avispas. Viven en colonias, en las que, para cada especie, existen castas con morfología y funciones muy claramente diferenciadas: la reina es el único individuo de la colonia capaz de reproducirse; el resto de las hembras se dedican a tareas diversas, entre las que se encuentra la recolección de comida, recibiendo por ello el nombre de obreras; a diferencia de los machos, que no suelen participar de estos quehaceres. Precisamente por esta forma de estructurarse en sociedad, estas especies se engloban en el concepto de himenópteros sociales.