Hoy, 30 de marzo de 2016, se celebra el Día Nacional del Trasplante (el cual, generalmente, se celebra el último miércoles del mes de marzo).
Los trasplantes de órganos y tejidos constituyen un recurso terapéutico de extraordinaria complejidad que supone la única o de mejor pronóstico (vital y/o funcional) alternativa para diversas enfermedades graves.
Trasplante, en medicina, es el tratamiento médico consistente en trasladar órganos, tejidos o células de una persona (que recibe el nombre de donante) a otra (que recibe el nombre de receptor). Constituye el tratamiento más eficaz en muchos padecimientos, en los que otras alternativas menos complejas no ofrecen resultados alentadores. Tras el trasplante, el órgano trasplantado reemplaza y asume la función del órgano dañado del receptor, mejorando el pronóstico vital de este último, o mejorando su calidad de vida.
En la actualidad, los trasplantes constituyen un procedimiento muy desarrollado (que no solamente incluye la técnica quirúrgica, sino una serie de actuaciones antes y después de la misma para garantizar el éxito) que logra magníficos resultados para los receptores. No obstante, necesita obligatoriamente la existencia de donantes. Sin la solidaridad de los donantes, no podrían llevarse a cabo trasplantes. España es el país con la mayor tasa de donación de todo el mundo, y lleva muchos años encabezando ese ranking.
Existe una variedad de órganos macizos y tejidos que pueden ser trasplantados, incluyendo riñones, pulmón, páncreas, corazón, intestino, córnea e hígado, y también el trasplante de precursores hematopoyéticos (trasplante de médula ósea) constituye en la actualidad una alternativa terapéutica importante en diversas afecciones. Si se trata de un órgano único, como el corazón, el donante no puede ser una persona viva, ya que quedaría privada del mismo (sólo es factible la donación procedente de cadáver). En otras ocasiones, cuando el órgano es doble (como el riñón) o se trata de células o tejidos que pueden regenerarse (como el trasplante de médula ósea), el donante sí puede ser una persona viva, pues las repercusiones para su salud son escasas o incluso nulas.
El procedimiento denominado trasplante de progenitores hematopoyéticos, comúnmente conocido como trasplante de médula ósea, consiste en reemplazar las células de una médula ósea enferma por otra sana. En la médula ósea es donde se generan las células que, una vez maduras, pasan a la sangre: entre ellas, las células que forman parte del sistema inmune. Por ello, el trasplante de médula ósea representa, hoy en día, la terapia mas adecuada para determinadas inmunodeficiencias y síndromes linfoproliferativos, especialmente leucemias.
Puesto que el padecimiento de una alergia es una circunstancia que depende de particularidades del sistema inmune del enfermo, desde un punto de vista biológico no es descabellado pensar que, puesto que en un trasplante de médula ósea podría decirse (simplificando mucho, y como licencia didáctica) que el donante está donando parte de su sistema inmune al receptor, una posible alergia del donante podría reproducirse en este último.
Precisamente este mes de marzo se ha publicado (curiosamente, en una revista de dermatología) un caso en el que parece confirmarse esa hipótesis. Un hombre de 46 años recibió un trasplante de médula ósea de su hermana, y tras el mismo se reprodujo en él la alergia alimentaria a kiwi que ella padecía. No es el primer caso en el que se constata clínicamente que una alergia se reproduce, pero en esta ocasión los autores del artículo constataron en laboratorio (mediante diversas pruebas entre la que está una que recibe el nombre de test de activación de basófilos) cómo el sistema inmune del receptor se activaba ante la presencia de extracto de kiwi.
Podemos entender, en este caso, esa circunstancia como un efecto secundario indeseable del trasplante. Lo cual no desmerece, en absoluto, el éxito del mismo: el enfermo salvó la vida, y a cambio deberá evitar consumir kiwis. No parece un mal trato. Por tal motivo, no parece razonable que, salvo casos excepcionales o salvo que existan otras alternativas válidas, en el futuro una eventual alergia del donante se considere un motivo para excluirlo como tal.
Por otra parte, esta circunstancia abre una vía de investigación interesante: desde un punto de vista teórico (de momento, sólo teórico), no podemos descartar que quizás alergias graves, en el futuro, puedan beneficiarse de recibir un trasplante de progenitores hematopoyéticos de un sistema inmune tolerante al alérgeno en cuestión.
De momento, permitidnos finalizar esta entrada con dos fotografías que nos parecen impactantes:
En la primera de ellas, el equipo de médicos japones que va a realizar la extracción de órganos (múltiples) para trasplantes, muestran su respeto al cadáver del donante antes de entrar en quirófano (no conocemos el nombre del autor de la fotografía, que es magnífica, ni tampoco el año en que se hizo):
La segunda de ellas (igualmente magnífica) es una fotografía de National Geographic (que la eligió mejor fotografía en el año 1987) que muestra al Dr. Zbigniew Religa, uno de los pioneros del trasplante cardiaco en Polonia, pendiente de las constantes vitales de su paciente después de una intervención de 23 horas de duración (nótese la imagen de su ayudante, exhausto, derrumbado en la esquina del fondo, a la derecha):