La Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid) ha elaborado y difundido una serie de recomendaciones para que las personas con problemas respiratorios disfruten este verano minimizando el riesgo de descompensación. Estas recomendaciones resultan de plena aplicación para las personas que padecen asma, la cual es una de las enfermedades respiratorias crónicas más prevalentes.
Comienzan recomendando evitar, en lo posible, las temperaturas extremas. Aconsejan evitar ambientes donde el aparato de aire acondicionado esté programado para conseguir temperaturas muy bajas (como 18ºC), y recomiendan también evitar cambios bruscos de temperatura (salir de golpe de establecimientos en cuyo interior se ha conseguido artificialmente un ambiente frío a la calle donde el calor es agobiante, o a la inversa).
Estos consejos son razonables, ya que sabemos que esos factores pueden facilitar la inflamación de la mucosa y la aparición de infecciones respiratorias. El frío, por ejemplo, disminuye la movilidad de los cilios, pequeñas vellosidades que recubren la mucosa nasal y que, en condiciones normales, contribuyen por medios mecánicos a expulsar los gérmenes. Además, el aire frío, por sí mismo, puede comportarse como un factor irritante para las vías aéreas de las personas con asma, produciendo una reacción bronquial que se manifieste con tos intensa y/o sensación de ahogo. El aire seco, por otra parte (y el aire acondicionado reseca el aireque respiramos), puede resultar también perjudicial para quienes padecen enfermedades pulmonares.
Si viajas a la montaña, los especialistas nos recuerdan que el oxígeno en el ambiente disminuye a medida que ascendemos alejándonos del nivel del mar, y eso puede notarse especialmente en niveles por encima de 3000 metros. Altitudes excesivas pueden condicionar problemas si la enfermedad respiratoria no está completamente compensada.
Utiliza preferiblemente ropa ligera, holgada y transpirable, para que el sudor no se acumule sobre la piel (por los problemas de termorregulación que eso puede acarrear), y, para hacer ejercicio, elige las horas de menos calor, como es a primera hora de la mañana o al atardecer.
Otro consejo especialmente destacable es no olvidar el tratamiento si nos desplazamos fuera de casa, y, por supuesto, no descuidar ni relajar la pauta de tratamiento prescrita durante el verano, pues ello puede hacer que, al volver a la rutina, el asma se descompense: éste es un fenómeno tan habitual que recibe el nombre de «pico de asma de septiembre», y ya le dedicamos una entrada en el pasado.