¿Puede la leche materna transportar alérgenos?

Se ha demostrado que a través de la leche materna pueden pasar al lactante alérgenos de alimentos que la madre haya tomado. Ésto está especialmente constatado en el caso de la leche de vaca, pero también ocurre con otros alimentos.

En algunas ocasiones, la leche materna puede ser una vía de sensibilización del lactante, quien al ingerirla tomaría contacto inicial con el alérgeno contenido en la misma (como sabemos, un primer contacto es necesario para que la sensibilización se produzca, es decir, para que la alergia se desarrolle). De esa forma, niños que nunca han tomado otro alimento distinto de la leche de su madre podrían desarrollar una alergia frente a proteína de la leche de vaca (como beta-lactoglobulina) o frente a alérgenos de otros alimentos. A veces, cuando se trata de alimentos muy habituales, como la propia leche de vaca o el huevo, o la harina de trigo, el niño puede entrar en contacto con los alérgenos de forma indirecta, a través de utensilios contaminados, como juguetes o chupetes, o cualquier otro objeto que pueda llevarse a la boca en un descuido. Incluso se ha demostrado que el polvo de los hogares contiene proteínas lácteas como la caseína, que puede comportarse como alérgeno y determinar una sensibilización a la leche de vaca.

Cuando la leche materna ya no es el alimento exclusivo, sino que se compagina con alimentación complementaria, el contacto inicial con el alérgeno que determina la sensibilización probablemente habrá venido a través de estos otros alimentos. Cuando la alergia se diagnostica, el alimento en cuestión se eliminará de la dieta, pero, si la lactancia continúa, frecuentemente también deberá eliminarse de la dieta materna para tener seguridad de que no llega al lactante a través de la leche de su madre.

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