Leemos en la prensa que una aerolínea, concretamente Swiss International Air Lines Ltd. está haciendo esfuerzos por ofrecer a sus pasajeros con alergia o intolerancia (en principio, de cualquier tipo) una atención acorde con sus necesidades.
La mencionada compañía aérea ha contado con el Centro Europeo de la Fundación para la Investigación de la Alergia (ECARF: una institución privada pero sin ánimo de lucro, con sede en un hospital de Berlín) para que le asesore acerca de las necesidades especiales de estos pasajeros, y ha previsto una serie de servicios que comenzará a ofrecer de forma sistemática a partir del inicio del próximo mes de mayo, que le han permitido obtener la acreditación «Allergy-friendly» («Hipoalergénica»).
«Asthma & Allergy Friendly» («Libre de Alergia y Asma», en una traducción no del todo literal) es una programa de acreditación, también privado, implantado en múltiples países, como Estados Unidos de América, Canadá y el Reino Unido, que certifica el hecho de que determinados productos o servicios tienen en cuenta medidas que resultan beneficiosas para las personas alérgicas.
En concreto, el servicio individualizado que Swiss ofrecerá a las personas alérgicas incluye medidas en tierra y durante el vuelo, como ofrecer en el menú (a demanda del interesado, que tendrá opción de comunicar a la compañía su condición de alérgico o intolerante hasta 24 horas antes del inicio del vuelo) nuevas opciones de alimentos y bebidas (sin lactosa y/o sin gluten) y algunos cambios en el interior de la cabina: como proporcionar almohadas rellenas con material sintético como alternativa al relleno de plumas, la eliminación en el interior de las cabinas de plantas decorativas que puedan acumular hongos o ambientadores que puedan resultar irritantes, y el uso en los baños a bordo de jabones que resulten para pieles sensibles.
Se trata de una iniciativa digna de reconocimiento. Poco a poco, la sociedad, a todos los niveles, va dando muestras de consideración a los requerimientos de las personas que, por circunstancias de enfermedad o condición, tienen necesidades especiales.
Y si, como cabe esperar, la iniciativa se traduce en una experiencia de vuelo más agradable y menos problemática para las personas alérgicas o intolerantes, es cuestión de tiempo que cunda el ejemplo.