Después de que en nuestra última entrada abordáramos el “Documento de consenso sobre la actitud ante un niño con una reacción alérgica tras la vacunación o alergia a componentes vacunales”, un lector nos pregunta si el hecho de que se presente una reacción alérgica tras la administración de un medicamento anula el efecto del mismo.
Es una pregunta lógica, surgida de una preocupación razonable. Supongamos que, tras la administración de un medicamento concreto, el enfermo desarrolla una reacción alérgica que se atribuye a ese fármaco, y que finalmente se controla con un tratamiento. ¿Podemos asumir que el medicamento en cuestión ha hecho su efecto? O, por el contrario, ¿el hecho de haber padecido una reacción alérgica ha podido bloquear su efecto?
Con carácter general, podemos asumir que el medicamento administrado, si se alcanzó la dosis prevista, ha hecho su efecto. El hecho de haber padecido una reacción alérgica no bloquea ni anula su efecto. Otra cosa sería que la reacción alérgica en cuestión hubiera provocado vómitos, o un despeño diarreico importante, que nos haga dudar de que el medicamento administrado por vía oral se haya absorbido adecuadamente en el intestino: eso sí debería tenerse en cuenta.
La mayor parte de las veces, el problema surge de la necesidad de interrumpir el tratamiento. La mayoría de los tratamientos médicos no consisten en una dosis única de medicamento, sino en su administración con cierta continuidad: la aparición de una alergia obligaría a interrumpir la pauta de administración, y el enfermo se vería privado de las siguientes dosis. En tal caso, el médico tendría que valorar las opciones para poder prescribir un tratamiento alternativo, si fuera necesario.
¿Y qué ocurriría si se presenta una reacción alérgica tras la inyección de una vacuna? ¿Podríamos asumir que el receptor está vacunado? (esa es una pregunta que el documento de consenso mencionado arriba no aborda).
De nuevo, podemos decir que, con carácter general, la reacción alérgica no bloquea la eficacia de la vacuna. No obstante, en el caso concreto de las vacunas, se da una circunstancia que podría implicar matices. Lo que se pretende con la vacuna es estimular el sistema inmunitario para que aprenda a defenderse contra el germen en cuestión, mediante el desarrollo de lo que llamamos memoria inmunológica. Pero, por otra parte, en el tratamiento de urgencia de una reacción alérgica con frecuencia se utilizan medicamentos (corticoides) que inhiben la actuación del sistema inmunitario. ¿Podría eso tener consecuencias en el desarrollo de la mencionada memoria inmunológica? Generalmente, no, pues el tratamiento mencionado es corto, limitado en el tiempo. Si, por el contrario, necesitara un tratamiento prolongado en el tiempo, y a dosis altas (lo cual no es habitual en estos casos), no podríamos descartar esa posibilidad. Pero, en cualquier caso, el médico podría comprobar posteriormente si se ha desarrollado una inmunidad adecuada, mediante la determinación de anticuerpos en sangre. Así que, incluso en el peor de los casos, existen medios para que pudiéramos salir de dudas.