La alergia estacional es una alergia cuyas manifestaciones aparecen en un periodo de tiempo concreto, constante año tras año, generalmente una estación del año (de ahí su nombre). Lo habitual al hablar de alergia estacional es que nos estemos refiriendo a una alergia primaveral (de la que hablamos el mes pasado en esta misma sección), pues es lo más frecuente. Suele ser una alergia respiratoria producida por pólenes, es decir, una polinosis, ya que la presencia de los restantes alérgenos no está, de forma natural, tan limitada a una estación concreta.
No obstante, es importante señalar que los términos «alergia estacional» y «alergia primaveral» no son sinónimos, pues hay pólenes que están presentes en el ambiente en otras estaciones diferentes de la primavera: por ejemplo, la alergia al polen de cupresáceas es una alergia típica de invierno, ya que la floración del ciprés comienza en pleno invierno y sus mayores niveles de polen suelen alcanzarse en los meses de enero y febrero. La alergia al polen de cupresáceas es, entonces, una alergia estacional, pero no es una alergia primaveral, sino una alergia de invierno (precisamente por tal motivo, las manifestaciones clínicas de esta alergia pueden confundirse fácilmente con un resfriado común).
(La fotografía, un Cupressus macrocarpa, es obra de Margaret Anne Clarke).