Cosas que de verdad importan (En apoyo a la Dra. Lalanda)

La Dra. Lalanda (Mónica) trabajaba como médico en un servicio de urgencias de una ciudad castellana hasta que, en agosto del año pasado, decidió dejarlo. No le había tocado la lotería, ni había encontrado un trabajo mejor: según sus propias palabras, lo que ocurría era que «ya no podía más».

A fuerza de no sentirse valorada por el sistema sanitario en el que trabajaba, y de verse forzada a desempeñar su tarea en condiciones inadecuadas, decidió renunciar a su contrato de guardias: un salto al vacío que no obedecía a un impulso irreflexivo, sino a una consideración meditada de las circunstancias en que sentía estar ejerciendo.

La Dra. Lalanda (Mónica), es una gran comunicadora. Le gustan los cómics y tiene una fe inquebrantable en el potencial de la historieta como instrumento de divulgación: un instrumento que ella misma utiliza. Se expresa muy bien mediante el dibujo, y emplea este medio para plasmar la realidad que vive. Ha colaborado como ilustradora en diferentes blogs, revistas y cómics, y ha cedido gratuitamente dibujos para apoyar diversas iniciativas (la Dra. Lalanda, Mónica, es generosa). En 2016 publicó su libro Con-ciencia Médica, en el que invita a reflexionar sobre la relación médico-paciente plasmando en dibujos múltiples situaciones sacadas de su observación de la realidad asistencial, y poniéndolas en relación con los preceptos del Código Deontológico de la profesión médica. Su primera edición, de mayo de ese año, está prologada por el Dr. Juan José Rodriguez Sendín, a la sazón presidente de la Organización Médica Colegial, que describe a la autora con el mismo lema que ella publica en su cuenta personal en Twitter: «trabajando por un mundo mejor con fonendo, papel y pinturas», y termina dándole las gracias en nombre de la profesión médica.

Conciencia medica

La Dra. Lalanda (Mónica) tiene un blog, en el que ella misma se define como una «médico a cuadros», y plasma sus reflexiones ilustradas con sus propios dibujos. Como en el caso de cualquier otro autor de blog, la Dra. Lalanda cuenta en el suyo lo que le preocupa, lo que le interesa: la elección de los temas no puede ser casual, no puede ser azarosa. Y eligió contarnos por qué se iba: «Querida explotación laboral: Te dejo, no cuentes más conmigo«, así se llama su escrito. Y habló allí de maltrato, de indignidad, de agotamiento, de estupidez, de despotismo, de abuso, de mala organización, de falta de planes a medio y largo plazo, de carencia absoluta de solidaridad entre profesionales del propio Sistema Nacional de Salud.

Monica

Así se caricaturiza la Dra. Lalanda en su blog.

La Dra. Lalanda (Mónica) no proporcionaba nombres concretos en su escrito (ni siquiera el del hospital en que trabajaba), y señalaba situaciones tan extendidas que cada uno de sus lectores, si eran del gremio, las identificaba con las suyas propias (no hay más que leer los comentarios suscitados). La Dra. Lalanda (Mónica), que omitía, como decíamos, hasta el nombre del hospital en que había trabajado, no incluía en su escrito datos que permitieran identificar a nadie, pero hubo entre sus lectores quien, pese a todo, se sintió aludido. Aunque la denuncia de Mónica era genérica, referida al Sistema Nacional de Salud en su conjunto y orientada a destacar la situación de absoluta precariedad en que trabajan buena parte de sus profesionales (como ella bien dice, el hecho de que abandonara su contrato de guardias en su hospital no hubiera interesado a absolutamente nadie si no fuera un fiel reflejo de una situación generalizada), hubo quien la entendió personalizada.

Hace unas semanas, el Colegio de Médicos de Segovia, como consecuencia de una denuncia presentada por el jefe de servicio de urgencias del hospital general de Segovia y otros 12 adjuntos del mismo, comunicó a la Dra. Lalanda (Mónica) la incoación de un Expediente Disciplinario contra ella por considerar que su conducta puede ser objeto de una falta grave por haberse trasgredido los artículos 37 y 38 del Código de Ética y Deontología médica: “por las acusaciones vertidas contra el servicio de urgencias y sus miembros, focalizadas en el Dr xxxxxx (jefe de servicio) pero no de forma exclusiva, y con la consiguiente alarma social que ha podido crear sobre el funcionamiento del servicio de urgencias de segovia, sin fundamento, a tenor de sus publicaciones en prensa y redes sociales, teniendo en cuenta el poder de las mismas y el peso de la Dra Lalanda en los medios”. ¡Y la sanción por vulnerarlo podría consistir en la suspensión del ejercicio profesional durante un año!

«Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito colegial», dice uno de los artículos supuestamente vulnerados, el número 38: ¿Un eufemismo para la censura? ¿Eso es lo que queremos? ¿Que nadie pueda saber de nuestras miserias?

“El final de nuestra vida comienza cuando permanecemos callados ante cosas que de verdad importan”, parafrasea la propia Mónica, en su blog, a Martin Luther King.

«Nunca es aceptable una caligrafía ilegible», reza el mismo artículo 38 de nuestro Código. (Oh, caramba. ¿De cuánto decías que es la sanción por vulnerarlo? Menos mal que la letra de los médicos es el paradigma de la claridad).

Quizás ha llegado el momento de revisar nuestro Código Deontológico. O quizás, teniendo en cuenta que su última versión es de 2011, ha llegado el momento de que sean otras personas quienes lo revisen.

Yo también te doy las gracias, Mónica, en nombre de la profesión médica. En esta ocasión, por enfrentarnos a nuestras contradicciones.

Quizás alguno de nuestros lectores se esté preguntando qué tiene que ver esta entrada con la alergia, el asma, los alergólogos o sus pacientes. Si es así, quizás es que no nos hemos explicado bien. La próxima vez, nos esmeraremos.