¿Tienes alergia a pólenes?: evita las horas peores

Las funciones vitales de los seres vivos no se desarrollan de un modo constante y regular a lo largo de todo el tiempo, sino que suelen mostrar algún tipo de variación rítmica fisiológica que suele estar relacionada con factores del entorno. En la inmensa mayoría de los organismos se han constatado variaciones en sus funciones vitales siguiendo ritmos marcados por periodos temporales muy variables. A esa recurrencia de fenómenos biológicos en intervalos regulares de tiempo las llamamos «ritmo circadiano«.

Las plantas, por supuesto, también los tienen. Por ello, la emisión de polen al aire no es constante a lo largo de todo el día.

Una importante cantidad de las plantas que expulsan su polen al ambiente lo hacen a primeras horas de la mañana. El polen, flotando en el aire, se va elevando progresivamente hasta alcanzar, en la mayoría de los casos y dependiendo de factores intrínsecos (del propio polen, como su tamaño y peso) y climatológicos (como el viento o la presencia de lluvia) alturas elevadas. Posteriormente, según avanza el día, comienza a descender nuevamente, y a últimas horas de la tarde gran parte del mismo se encuentra nuevamente en una altura mderada, en la que puede contactar con el aparato respiratorio de los seres humanos.

Por ese motivo, las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde son las dos franjas horarias en que una mayor cantidad de polen se encuentra en una altura tal que puede ser respirado.

Las personas alérgicas al polen, entonces, si pueden permitirse el lujo de elegir, deberían abstenerse, durante la época de polinización de las plantas que les causan problemas, de salir al exterior en esas franjas horarias: es preferible evitar la realización de actividades al aire libre (deportes de exterior, paseos lúdicos, …) a primera y a última hora de la tarde.

Por supuesto, si puedes elegir. Sabiendo, claro está, que tu salud está en juego.

Alhambra