Que el estrés continuado complica la evolución de las enfermedades alérgicas es una afirmación que no sorprenderá a nadie que tenga alguna experiencia al respecto, ya sea como enfermo o como profesional sanitario.
Considerado por el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina como sinónimo de tensión emocional, tensión nerviosa o tensión psíquica, y definido en la misma fuente como «tensión y sobreestimulación psíquica o somática generadora de ansiedad que prepara al individuo para la acción, la lucha o la huida«, el estrés puede tener múltiples efectos negativos, y uno de ellos puede ser el aumento de síntomas en las personas que padecen alergia.
En los últimos días se han publicado al menos dos estudios que profundizan en esta certeza, y por tal motivo los medios de comunicación general se han echo, también, eco de ello.
Uno de estos estudios se ha publicado en el último número de la revista Annals of Allergy, Asthma & Immunology, con Amber Patterson como primer autor, y destaca que, de un total de 179 pacientes seguidos durante 12 semanas, las personas sometidas a un mayor estrés tuvieron un mayor número de episodios alérgicos, relacionados cronológicamente con la tensión experimentada, y que quienes tenían un estado de ánimo más negativo y acusaban más la influencia psicológica del estrés presentaban también peor evolución de su proceso alérgico.
El otro estudio ha sido publicado a finales de marzo en the Journal of Allergy and Clinical Immunology, con Isabel R. V. Hartwig como primera autora, y encuentra que, de un total de 994 casos, los niños cuyas madres habían estado sometidas a estrés intenso durante el embarazo (circunstancias tales como un divorcio, pérdida del trabajo o fallecimiento de un ser querido), tenían un riesgo más elevado de padecer determinadas enfermedades alérgicas (manifestadas en aparato respiratorio o en la piel) en la infancia o la adolescencia temprana.
No es, por tanto, descabellado asumir, como la experiencia clínica reiteradamente recuerda, que disminuir los factores estresógenos puede contribuir a controlar los síntomas alérgicos.