El alérgeno del mes: El polen de las Cupresáceas

La primavera es la estación tradicionalmente asociada a la alergia al polen y sus consecuencias. Sin embargo, existen plantas que polinizan en otras épocas diferentes, además de, o en lugar de en primavera. Entre estas últimas están las Cupresáceas, cuya época de polinización suele abarcar los meses de enero, febrero e incluso marzo, es decir, finales de invierno y principios de primavera.

Hasta hace unos años, la alergia al polen de ciprés era relativamente poco conocida. Ahora, sin embargo, es uno de los pólenes que más frecuentemente producen polinosis.

Las Cupresáceas son una familia de plantas compuesta, en su mayoría, por árboles y arbustos leñosos. Incluye 21 géneros y se diferencian unas 130 especies, que son muy utilizadas en parques y jardines con fines ornamentales.

Las especies más importantes (no las únicas) de las Cupresáceas son:

Ciprés (Cupressus sempervirens): es el ciprés común, un árbol muy utilizado en jardinería y casi omnipresente en los cementerios. Suele empezar su polinización en febrero y terminar a finales de marzo. El ciprés se ha extendido a múltiples partes del país por su utilidad ornamental.

cipres

Arizónica o ciprés de Arizona (Cupressus arizonica), un tipo de arbusto de copa densa y ramificaciones horizontales, que resulta idóneo como seto, por lo que es plantado frecuentemente como tal en parques, jardines y viviendas.

Enebros y sabinas (Género Juniperus): son arbustos que florecen entre marzo y abril, ampliamente distribuidos en el área mediterránea entre matorrales y pinares.

Tuya (Género Thuja): es un arbusto de talla pequeña, de hoja perenne.

La polinización de las cupresáceas es de tipo anemófilo, es decir, por el aire, lo que facilita que el polen sea respirado por las personas y pase a las vías respiratorias. La cantidad de polen que puede encontrarse en el aire en una zona y momento concreto depende de muchos factores, como la cantidad de plantas existentes en las cercanías, la pluviometría (la cantidad de lluvia caída), la temperatura y la intensidad del viento.

Encontramos especies de Cupresáceas distribuidas por toda la geografía española, pero las mayores concentraciones se hallan en Barcelona y Madrid. El crecimiento de las ciudades, con proliferación de nuevas urbanizaciones con funciones residenciales y englobando amplios espacios verdes, dónde se generaliza la utilización de setos de jardín, es un factor que ha aumentado la cantidad de polen de estas plantas. Junto a ello, la contaminación ambiental ha aumentado la alergenicidad de este polen (es decir, la capacidad para producir alergia). Como hemos visto en una entrada anterior, se ha demostrado que el polen de cupresáceas recogido en zonas más contaminadas es mucho más alergénico que el recogido en zonas no contaminadas. Incluso sabemos que uno de sus alérgenos se expresa exclusivamente cuando existe contaminación ambiental, no encontrándose en el polen de estas plantas cuando crecen en zonas rurales libres de contaminación.

Los alérgenos más importantes del polen de las Cupresáceas son:

Cup s 1: el alérgeno más importante del ciprés.
Cup a 1: es el alérgeno más importante de las arizónicas y es responsable de una elevada reactividad cruzada con otros pólenes de coníferas.

Respecto a los síntomas que producen, los pacientes alérgicos al polen de ciprés presentan una incidencia muy elevada de rinitis (prácticamente en todos los casos). Por el contrario, la incidencia de asma en pacientes alérgicos al ciprés (cuando esta alergia se presenta de forma aislada, es decir, en monosensibilización) es menor que en el caso de los alérgicos a otros pólenes, y suele ser más leve.

Las recomendaciones que pueden hacerse a los pacientes alérgicos al polen de cupresáceas son similares a las que se hacen a cualquier persona que padece polinosis:

– En primer lugar, es importante establecer un diagnóstico preciso, que concretará, si es el caso, el tipo de polen causante del problema.

– Es importante, también, conocer la época de polinización de la planta en cuestión, así como su hábitat (es decir, las zonas en que suele crecer con mayor facilidad). En el caso de plantas ornamentales, como las que nos ocupan, identificar las zonas de la ciudad donde abundan puede permitir evitar frecuentarlas en las épocas con mayor probabilidad de respirar su polen. Y las siguientes recomendaciones son también ejemplos de aplicación durante la época de polinización:

– Evitar, en lo posible, exponerse al aire libre los días de mucho viento.

– Llevar gafas de sol cuando se permanece en exteriores.

– Usar casco integral durante viajes en moto.

– Incorporar filtros anti-polen al coche, y llevar las ventanillas del vehículo cerradas cuando se viaja.

– Existen, también, mascarillas con filtros anti-polen, que las personas alérgicas pueden utilizar cuando deben permanecer en exterior en la época de polinización.

– Limitar el tiempo durante el cual se mantienen abiertas las ventanas de casa, especialmente las del dormitorio durante la noche. Los filtros anti-polen del aparato de aire acondicionado impiden que éste recoja el polen del exterior y lo introduzca en casa de un modo activo.

– Desprenderse con prontitud de la ropa de calle una vez se llegue a casa, y ducharse para cambiarse de atuendo.

– Evitar, si resulta posible, tender la ropa en exteriores, para que el polen no quede adherido a ella.

Existen, también extractos alergénicos para inmunoterapia, que pueden cambiar el curso natural de la enfermedad cuando aquélla está indicada.