Cada año, coincidiendo con la celebración del Día de Andalucía, el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca (Sevilla) organiza una marcha en bicicleta (llamada Marcha en Bici del 28 de Febrero) hasta el Parque Periurbano de La Corchuela.
Este año, lamentablemente, el evento se ha enturbiado por el hecho de que casi 300 personas se han visto afectadas por la oruga procesionaria del pino.
Es precisamente en esta época cuando estas orugas (cuyo nombre científico es “Thaumetopoea pityocampa“) descienden al suelo desde los árboles, y pueden verse adoptando su característica formación en fila india, que tanto recuerda a una procesión y a la que se refiere su nombre.
Aunque la prensa ha informado de que los participantes en la marcha ciclista mencionada se han visto afectados por una «reacción alérgica», no es así. Los pelos urticantes de estas orugas contienen una toxina (la Thaumatopina) que posee un efecto muy irritante por su capacidad de producir liberación de histamina. Las consecuencias son muy similares a las de una reacción alérgica (en las cuales también juega un papel destacado la histamina), principalmente en forma de irritación cutánea altamente pruriginosa (es decir, con mucho picor), pero se trata de un efecto tóxico, es decir, que afecta a cualquier persona que se exponga a su alcance. Y para exponerse a esos pelos urticantes no es necesario el contacto físico directo con el gusano: sus pelos se desprenden y flotan en el aire, pudiendo llegar de esta forma a contactar con la piel o las mucosas (la conjuntiva ocular, los labios) de personas o animales.
Casi 300 personas afectadas en una misma excursión son muchas personas. Si hubiera sido un problema alérgico, se habrían afectado muchas menos. Por suerte, todos ellos han respondido al tratamiento sintomático, que tampoco difiere significativamente del que que puede usarse en algunos cuadros alérgicos.
Pero ha sido, obviamente, un episodio muy desafortunado. Como consecuencia del mismo, muy probablemente el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca adoptará precauciones el año próximo para evitar un incidente tan desagradable. Probablemente buscará la forma de erradicar la plaga de orugas, de forma total o parcial, o se modificará el itinerario de la marcha. Independientemente de lo cual, los excursionistas que gusten de pasear por bosques de pinos (muy especialmente), abetos o cedros, deben tener presente que, en estas fechas (finales de febrero y principios de marzo), esta oruga puede darles un disgusto.
Como bien pueden atestiguar los ciclistas del Parque de la Corchuela.