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Aplicaciones para mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades respiratorias crónicas

Hace aproximadamente un año dedicábamos una entrada de este mismo blog a una iniciativa de la Junta de Andalucía que nos pareció interesante. La entrada en cuestión llevaba por título «¿Se te ocurre una buena aplicación móvil para enfermos respiratorios crónicos?: Eso tiene premio«, y versaba sobre el concurso de innovación propuesto por la Consejería de Salud y la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio de la Junta de Andalucía, en colaboración con Vodafone, bajo el nombre de “Reto Salud Andalucía“.

El desafío en cuestión consistía en desarrollar una aplicación móvil (app) destinada a pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), que fuera orientada a mejorar la adherencia y el cumplimiento terapéutico por parte de estos pacientes, lo cual, por lógica, repercutirá favorablemente sobre la salud de los mismos, y, por tanto, sobre su calidad de vida.

En aquella entrada reflexionábamos sobre algunos aspectos que la EPOC tiene en común con el asma, y llegábamos a la conclusión de que un número importante de las propuestas orientadas a mejorar la adherencia y cumplimiento terapéutico de los pacientes con EPOC (mejorar la comunicación sanitario-paciente, educar adecuadamente en el uso de inhaladores, mejorar la motivación, ayudar a identificar precozmente las exacerbaciones, …) podrían resultar de aplicación directa y ser igualmente efectivas en pacientes con asma: de ahí nuestro interés en el asunto.

reto-salud-andalucia

Pues bien, esta misma semana (concretamente, el pasado lunes) se han entregado en Sevilla los premios a los ganadores de este primer «Reto Salud Andalucía«. Han concursado unas 40 propuestas, con la participación de alrededor de 150 personas, entre profesionales, del ámbito sanitario, especialmente de la enfermería, o de la programación informática, e incluso pacientes.

Las aplicaciones ganadoras y premiadas han sido las siguientes:

  • «EPPOC» (https://play.google.com/store/apps/details?id=es.eppoc.eppoc&hl=es), desarrollada por tres profesionales sanitarios andaluces: Antonio Sánchez y Beatriz Sánchez (enfermeros) e Inmaculada Mesa (médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria). Esta App, de acuerdo con la nota de prensa difundida por la propia Junta de Andalucía, presenta una fórmula para controlar indicadores relacionados con el tabaco, medicamentos, ejercicios, dieta y posee varios cuestionarios para comprobar el progreso del paciente: cuestionario de adherencia a la dieta mediterránea, al tratamiento farmacológico, etc. Asimismo, organiza en un calendario los diferentes ejercicios que el paciente debe realizar, con información sobre el consumo de calorías que cada uno de ellos supone. Además, cuenta con una interfaz amigable y fácil de usar, que tiene posibilidad de personalización, de modo que el personal sanitario le puede añadir nuevos módulos o tratamientos.
  • «Vivir con EPOC» (http://vivirconepoc.com/) desarrollada por un grupo de profesionales e investigadores del Hospital La Paz de Madrid (del grupo de investigación en Cuidados de la Salud del mencionado Hospital) y expertos de Navandú Technologies. Se trata de una aplicación móvil que posee herramientas para llevar un control de la medicación, del tabaco y del progreso del tratamiento. Todos sus contenidos y algoritmos se sustentan en evidencias científicas reconocidas y que, en su mayoría, forman parte de los protocolos y guías para el tratamiento de los pacientes de la EPOC seguidos en el hospital madrileño.
  • El tercer premio ha recaído en «Control de mi EPOC» (http://www.controldemiepoc.com/), una aplicación desarrollada por seis neumólogos argentinos (liderados por Santiago Auteri) y otros profesionales, junto al equipo de programadores y diseñadores de la empresa MedApps S.R.L de Argentina. se basa fundamentalmente en proporcionar información al paciente, y está basada en la «gamificación«, lo que permite al paciente hacer un seguimiento de su tratamiento de una manera muy dinámica y didáctica.

Seguimos convencidos de que el paciente asmático puede encontrar utilidad a estas propuestas que están explícitamente orientadas al paciente con EPOC. Y animamos, por ello, a nuestros lectores, a explorar los enlaces expuestos arriba, de donde pueden descargarse las aplicaciones premiadas.

 

 

Telemedicina y las enfermedades alérgicas

Los Supersónicos (cuyo título original es The Jetsons) es una serie de dibujos animados creada en 1962 por William Hanna y Joseph Barbera. Se trató del primer programa de la cadena estadounidense ABC que se emitía en color. Durante 75 episodios distribuidos en 3 temporadas, los guionistas de aquella década de los 60 del siglo pasado ofrecieron su visión de lo que podría ser la vida de una familia de clase media en un hipotético año 2062, es decir, a una distancia de 100 años en su futuro: robots ejerciendo como sirvientes domésticos, coches voladores, viajes interespaciales como alternativa de ocio, …

Hemos traído a colación esta serie de ciencia ficción creada en 1962 porque nos llama la atención especialmente una de sus propuestas, que hoy, ya, prácticamente es una realidad: los protagonistas tenían la posibilidad de realizar una consulta a su médico desde su propio domicilio, a través de una pantalla bidireccional en la que médico y pacientes podían interactuar directamente:

jetsons

Llamamos telemedicina (del griego «tele«, que significa «distancia», y medicina) a la prestación de servicios médicos (de cualquier tipo) a distancia. Lógicamente, se basa en las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.

Sus posibilidades son múltiples: diagnóstico a distancia, consultas médicas interactivas (como las que imaginaron hace más de medio siglo los guionistas de Los Supersónicos), cirugía robótica teledirigida, intercambio de información entre profesionales, almacenamiento digital de datos médicos, monitorización o seguimiento remoto, cursos o congresos virtuales, …

En la actualidad, se está imponiendo el término eSalud para referirse a la utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones orientada a la consecución de cualquier objetivo relacionado con la promoción de la salud, prevención de enfermedades o prestación de servicios médicos. En este sentido, la telemedicina podría considerarse una parte de la eSalud, la cual abarcaría, por ejemplo, incluso la utilización de las redes sociales para divulgar aspectos sanitarios, … o este mismo blog.

Respecto a las posibilidades de diagnóstico y seguimiento de enfermedades a distancia, hay algunas especialidades médicas cuyas posibilidades resultan incluso más obvias que en otras, estando entre las primeras, por ejemplo, la radiología y la dermatología, en las que la transmisión de imágenes por medio de fotografías puede permitir la intervención de profesionales cuya ubicación esté a gran distancia de la del enfermo.

Cada vez son más las pruebas de que disponemos sobre la eficacia de la telemedicina en muy diversos ámbitos.

El pasado mes de septiembre, un trabajo de investigadores del Children’s Mercy Hospital de Kansas City (Estados Unidos) publicado en la revista «Annals of Allergy, Asthma and Immunology» que exploraba alternativas para los pacientes que no tienen la posibilidad de tener un alergólogo cerca confirmaba, según la expresión con que la prensa recogía sus conclusiones, que «el uso de la telemedicina puede ser igual de efectiva que la consulta física con el especialista para el seguimiento de los niños con asma que viven lejos o no pueden desplazarse a las consultas de atención especializada».

En el estudio, los autores identificaron qué pacientes atendidos en su centro debían realizar largos trayectos hasta llegar al hospital para una revisión periódica, y se les ofreció la posibilidad de mantener esa forma de seguimiento o cambiar a la telemedicina, que se realizaba en una clínica local más cerca de su domicilio. Las sesiones de telemedicina requerían la presencia de una enfermera o terapeuta respiratorio que supiera utilizar el equipo necesario para la exploración y para transmitir los datos, lo que permitía al alergólogo ver y escuchar al paciente en tiempo real, así como alejar o acercar una cámara con gran angular. También contaba con un estetoscopio digital para escuchar el corazón y los pulmones, y un otoscopio digital para examinar los oídos y la nariz.

Todos los pacientes en seguimiento, ya fuera de un modo u otro (desplazándose a la clínica o mediante telemedicina) mostraron una mejoría en el control del asma durante los 6 meses que duró el estudio. Un hallazgo positivo porque, a juicio de los investigadores, “demuestra que no es necesario que haya un experto en asma en todas las zonas rurales para que puedan recibir una atención eficaz”.

No podemos perder de vista, no obstante, que, en este caso, junto al enfermo había un profesional sanitario, que garantizaba la realización adecuada de la exploración y la transmisión de la información. No obstante, con el desarrollo creciente de dispositivos electrónicos capaces de medir y monitorizar constantes y signos biológicos de nuestro organismo, que permitan una exploración física teledirigida, es previsible que en breve tiempo se puedan conseguir resultados igual de buenos sin necesidad de que haya un profesional a la cabecera del enfermo.

Mucho antes del año 2062, probablemente.