Archivo por meses: noviembre 2016

Telemedicina y las enfermedades alérgicas

Los Supersónicos (cuyo título original es The Jetsons) es una serie de dibujos animados creada en 1962 por William Hanna y Joseph Barbera. Se trató del primer programa de la cadena estadounidense ABC que se emitía en color. Durante 75 episodios distribuidos en 3 temporadas, los guionistas de aquella década de los 60 del siglo pasado ofrecieron su visión de lo que podría ser la vida de una familia de clase media en un hipotético año 2062, es decir, a una distancia de 100 años en su futuro: robots ejerciendo como sirvientes domésticos, coches voladores, viajes interespaciales como alternativa de ocio, …

Hemos traído a colación esta serie de ciencia ficción creada en 1962 porque nos llama la atención especialmente una de sus propuestas, que hoy, ya, prácticamente es una realidad: los protagonistas tenían la posibilidad de realizar una consulta a su médico desde su propio domicilio, a través de una pantalla bidireccional en la que médico y pacientes podían interactuar directamente:

jetsons

Llamamos telemedicina (del griego «tele«, que significa «distancia», y medicina) a la prestación de servicios médicos (de cualquier tipo) a distancia. Lógicamente, se basa en las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación.

Sus posibilidades son múltiples: diagnóstico a distancia, consultas médicas interactivas (como las que imaginaron hace más de medio siglo los guionistas de Los Supersónicos), cirugía robótica teledirigida, intercambio de información entre profesionales, almacenamiento digital de datos médicos, monitorización o seguimiento remoto, cursos o congresos virtuales, …

En la actualidad, se está imponiendo el término eSalud para referirse a la utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones orientada a la consecución de cualquier objetivo relacionado con la promoción de la salud, prevención de enfermedades o prestación de servicios médicos. En este sentido, la telemedicina podría considerarse una parte de la eSalud, la cual abarcaría, por ejemplo, incluso la utilización de las redes sociales para divulgar aspectos sanitarios, … o este mismo blog.

Respecto a las posibilidades de diagnóstico y seguimiento de enfermedades a distancia, hay algunas especialidades médicas cuyas posibilidades resultan incluso más obvias que en otras, estando entre las primeras, por ejemplo, la radiología y la dermatología, en las que la transmisión de imágenes por medio de fotografías puede permitir la intervención de profesionales cuya ubicación esté a gran distancia de la del enfermo.

Cada vez son más las pruebas de que disponemos sobre la eficacia de la telemedicina en muy diversos ámbitos.

El pasado mes de septiembre, un trabajo de investigadores del Children’s Mercy Hospital de Kansas City (Estados Unidos) publicado en la revista «Annals of Allergy, Asthma and Immunology» que exploraba alternativas para los pacientes que no tienen la posibilidad de tener un alergólogo cerca confirmaba, según la expresión con que la prensa recogía sus conclusiones, que «el uso de la telemedicina puede ser igual de efectiva que la consulta física con el especialista para el seguimiento de los niños con asma que viven lejos o no pueden desplazarse a las consultas de atención especializada».

En el estudio, los autores identificaron qué pacientes atendidos en su centro debían realizar largos trayectos hasta llegar al hospital para una revisión periódica, y se les ofreció la posibilidad de mantener esa forma de seguimiento o cambiar a la telemedicina, que se realizaba en una clínica local más cerca de su domicilio. Las sesiones de telemedicina requerían la presencia de una enfermera o terapeuta respiratorio que supiera utilizar el equipo necesario para la exploración y para transmitir los datos, lo que permitía al alergólogo ver y escuchar al paciente en tiempo real, así como alejar o acercar una cámara con gran angular. También contaba con un estetoscopio digital para escuchar el corazón y los pulmones, y un otoscopio digital para examinar los oídos y la nariz.

Todos los pacientes en seguimiento, ya fuera de un modo u otro (desplazándose a la clínica o mediante telemedicina) mostraron una mejoría en el control del asma durante los 6 meses que duró el estudio. Un hallazgo positivo porque, a juicio de los investigadores, “demuestra que no es necesario que haya un experto en asma en todas las zonas rurales para que puedan recibir una atención eficaz”.

No podemos perder de vista, no obstante, que, en este caso, junto al enfermo había un profesional sanitario, que garantizaba la realización adecuada de la exploración y la transmisión de la información. No obstante, con el desarrollo creciente de dispositivos electrónicos capaces de medir y monitorizar constantes y signos biológicos de nuestro organismo, que permitan una exploración física teledirigida, es previsible que en breve tiempo se puedan conseguir resultados igual de buenos sin necesidad de que haya un profesional a la cabecera del enfermo.

Mucho antes del año 2062, probablemente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El alérgeno del mes: Los muchos nombres del sésamo

El sésamo o ajonjolí (Sesamum indicum) es una planta cultivada por sus semillas ricas en aceite (las cuales reciben, también, el nombre de ajonjolí), que se emplean en gastronomía, teniendo su mayor aceptación en panadería, como ornamento de diversos tipos de pan (por ejemplo, el pan redondo para hamburguesas), en ensaladas y en repostería.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Se trata de una planta herbácea, perteneciente a la familia de las Pedaliáceas, que puede alcanzar hasta 1,5 metros de altura, muy cultivada en los países de Oriente Medio y en la India, de donde es originaria. Los dos nombres principales que tiene en español proceden, respectivamente, del latín (sésamo, de sesamum), y del árabe (ajonjolí). Pero, dependiendo de la zona geográfica que nos ocupa, puede identificarse con otros nombres similares a este último (y, probablemente, derivados del mismo): ajonjolín, ajonjulí, aljonjolé, aljonjolí, jonjolé, Jjonjolí, haholí, jijirí, ejonjilí.

Desde el punto de vista alergológico, nos interesa la alergia alimentaria a la semilla.

Las semillas de sésamo poseen una elevada cantidad de proteínas, y son ricas en metionina, un aminoácido esencial (los aminoácidos esenciales son aquellos que el organismo humano no puede sintetizar, y, por tanto, debe aportarse en la dieta). Las grasas que contiene son insaturadas, que ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL (nocivo para la salud). Poseen también buenas cantidades de fibra.

Para que los nutrientes de las semillas de sésamo se absorban adecuadamente en el aparato digestivo es conveniente tostarlas y triturarlas, ya que, de lo contrario, se expulsan del organismo sin digerir.

Se han descrito al menos 8 alérgenos diferentes en las semillas de sésamo: Ses i 1, Ses i 2 (ambos son albúminas 2S), Ses i 3 (una vicilina 7S), Ses i 4, Ses i 5 (ambas son oleosinas, proteínas no glicosiladas presentes en la superficie de los cuerpos lipídicos u oleosomas), Ses i 6, Ses i 7 (ambas, globulinas 11S) y Ses i 8 (una profilina).

No sabemos con exactitud cuál es la prevalencia exacta de la alergia a semillas de sésamo, aunque sabemos que hay diferencias importantes entre distintas regiones internacionalmente, oscilando según los estudios entre un 0,1 % y un 0,7 %. En Estados Unidos se asume que, aun afectando a menos de un 1 % de la población, entre 300.000 y 500.000 personas en todo el país pueden padecerla. Aunque no suele estar entre las alergias alimentarias más frecuentes, las reacciones pueden ser graves, presentándose a veces incluso como anafilaxia. Algunas personas alérgicas a semillas de sésamo tienen además reacciones cruzadas con algunos frutos secos o frutos de cáscara, como la avellana.

Existe también la percepción de que la prevalencia de esta alergia está aumentando en diversos países, aunque esta convicción no está apoyada, todavía, por evidencia sólida. Ese posible aumento podría estar condicionado por una mejora del diagnóstico, debida a una mayor consideración hacia este alimento como alérgeno. En caso de que, realmente, cada vez más personas estén padeciendo esta alergia, ello podría estar en relación con la creciente popularidad de la cocina oriental, en la que es un elemento muy apreciado.

En la actualidad, el Reglamento (UE) nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, que regula la información sobre alérgenos que se proporciona al consumidor por parte de los profesionales de hostelería y restauración, incluye los «granos de sésamo y productos a base de granos de sésamo» entre los 14 alérgenos principales de cuya presencia debe informarse ineludiblemente al consumidor. También debe informarse de su presencia en alimentos envasados.

No ocurre así en otros países, como Estados Unidos, cuya normativa reguladora de esta materia data de 2004, y en ese año todavía la semilla de sésamo no se consideraba un alérgeno muy relevante.

sesame_seeds-sanjay-ach

Semillas de sésamo (ajonjolí) sin tostar (Fotografía de Sanjay Ach).