Los escómbridos, o peces escombroides, son una familia de peces: se trata de peces teleósteos (que son los peces que tienen el esqueleto osificado, es decir, tienen sus huesos o espinas completamente calcificados, a diferencia de otro tipo de peces cuyos huesos no son tales, sino que quedan toda la vida como simples cartílagos) y acantopterigios (peces que se caracterizan por tener en las aletas algunos radios duros, espinosos). El prototipo de los peces escombroides es la caballa, también llamada verdel (cuyo nombre científico es, precisamente, Scomber scombrus).
Otros peces que pertenecen a este grupo son el jurel, el atún y el bonito.
El interés de estos peces en el ámbito de la alergología no radica sólo en la posibilidad de producir alergia (que, por supuesto, existe) sino también en la posibilidad de producir una intoxicación por histamina.
Estos pescados contienen grandes cantidades de histidina libre en su tejido muscular. La histidina es un aminoácido que, por acción de una enzima (la histidín-decarboxilasa) puede transformarse en histamina. Algunas bacterias que pueden proliferar en el mismo pescado producen esta enzima. Como consecuencia de ello, los peces escombroides son un alimento que puede contener cantidades importantes de histamina. Se ha observado que la cantidad de histamina puede aumentar en relación con el tiempo transcurrido y la temperatura a la que el pescado se ha conservado desde su captura hasta el momento de ser consumido. La producción de histamina es ralentizada e incluso detenida a bajas temperaturas, de forma que la conservación y mantenimiento del pescado a una temperatura de 0ºC parece ser la mejor medida de control. Una vez producida, no obstante, las temperaturas de cocción o de esterilización aplicados en las conservas no destruyen la histamina.