Archivo por meses: diciembre 2014

¿De dónde viene la tradición del árbol de Navidad? (Y… ¿Produce alergia?)

El árbol de Navidad es un elemento decorativo, típico de la fiesta de Navidad.  Tradicionalmente suele emplearse una conífera de hoja perennne, destacando entre ellas el abeto y el pino, decorada con adornos como bolas de colores, estrellas, guirnaldas o luces.

Son múltiples los ejemplos de utilización de árboles como ornamento con connotaciones sagradas en culturas y civilizaciones anteriores al cristianismo: los babilonios, los egipcios e incluso los antiguos romanos atribuían significados religiosos a diversos árboles de hoja perenne. Pero es posible que la tradición del árbol navideño, tal como se conoce en la actualidad, tenga un origen germano. Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, uno de sus dioses, adornando un árbol de hoja perenne en una fecha próxima al solsticio de invierno. Este árbol era un símbolo del árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses). Posteriormente, con la evangelización de esos pueblos, los conversos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.

Aunque en la actualidad está muy popularizado el uso de árboles artificiales, por ejemplo de plástico, siguen utilizándose árboles naturales, habitualmente cortados a nivel del tronco.

Si se trata de un árbol natural, al estar cortado y separado de sus raíces sus funciones vitales se ven interrumpidas. Por ello, no cabe esperar que polinice. Aunque la alergia al polen de coníferas no es muy frecuente como problema de salud en nuestro entorno, en este caso estamos hablando de un árbol muerto, por lo que ni siquiera es una posibilidad.

Sin embargo, en cuanto comience a descomponerse se convertirá en un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de hongos. Recordemos que la materia orgánica en descomposición es ideal como sustrato para el crecimiento de hongos, y con una alta probabilidad puede llegar un momento en que sea precisamente eso lo que tendremos en un lugar privilegiado de nuestro salón.

En contrapartida, si el árbol de Navidad es artificial, como por ejemplo de plástico, las personas alérgicas a hongos no tienen que esperar un especial riesgo por su proximidad. Sin embargo, uno de los inconvenientes de los árboles de plástico, derivados del hecho de que suelen guardarse (y, frecuentemente, en un lugar húmedo y oscuro, como un trastero) para reutilizarlos año tras año, es la posibilidad de que acumulen grandes cantidades de polvo, convirtiéndose de ese modo en un criadero de ácaros: polvo que, por otra parte, puede ser difícil de eliminar del todo, si se instala en los recovecos entre las numerosísimas hojas aciculadas, donde difícilmente van a llegar los instrumentos de limpieza habituales.

Las personas con alergia respiratoria, por todo ello, deben tener especial cuidado con el tipo de árbol de Navidad que eligen, si es que deciden decorar su Navidad con uno.

Arbol_Navidad_03-wikipedia

¿Qué es la urticaria a frigore (urticaria por frío)?

La urticaria a frigore (urticaria por frío) es una urticaria crónica que se engloba dentro de las llamadas urticarias físicas, porque se desencadena como consecuencia de estímulos físicos: concretamente, el frío.

Hay quien se refiere a ella como «alergia al frío», aunque esa expresión no es correcta, pues el frío, al no tener entidad química o un sustrato material, no puede comportarse como un alérgeno. No se trata, por tanto, de una verdadera alergia, pero su manifestación en forma de urticaria y la aparente implicación en su génesis de elementos que también se activan en las reacciones alérgicas hacen que recuerde a un proceso de ese tipo.

El paciente presenta una clínica típica de urticaria, consistente en la aparición de habones (manchas rojas en la piel, sobreelevadas por encima del plano de la misma, con formas y tamaños variados, generalmente más claras en su centro y más coloridas en los bordes) acompañados de intenso picor. La característica de esta forma de urticaria es que se desencadena como consecuencia de la exposición al frío: puede ocurrir por contacto o inmersión en agua fría, o por contacto con objetos sólidos que estén fríos, o por tomas bebidas o alimentos fríos, o por una bajada importante de la temperatura ambiental, especialmente si se acompaña de viento, …  Aunque las manifestaciones cutáneas pueden aparecer directamente durante la exposición al frío, es todavía más frecuente que se inicien unos minutos después de haber cesado éste, durante el periodo de recalentamiento de la piel.

ice4-file0001947506557

El diagnóstico suele hacerse mediante la aplicación de un objeto frío en la piel del antebrazo. Generalmente se usa un cubito de hielo, pero tomando precauciones para no lesionar la piel: suele aplicarse cuando empieza a fundirse, y siempre envuelto (en tela o en plástico) para evitar el contacto directo con la piel. Se mantiene sobre la piel durante 5 minutos, y al cabo de unos 10 minutos tras su retirada, aparece el habón, que característicamente, suele tener una forma coincidente con la del cubito que se ha utilizado.

ice-file0001856376051

En efecto, y aunque no hablamos de ellos cuando ayer referíamos las alergias de invierno, también los pacientes que padecen esta dolencia, como puede deducirse, deben tener especial precaución durante los meses invernales. Entre las medidas que deben intentar poner en práctica están las siguientes:

– En los meses de invierno, deben salir a la calle muy abrigados (utilizar prendas de abrigo como bufanda, guantes, gorro con orejeras, …).

– En los meses cálidos, deben evitar exponerse a aparatos de aire acondicionado que estén expulsando aire a bajas temperaturas, así como evitar la proximidad de ventiladores de aspas.

– Deben evitar la ingestión de bebidas o alimentos muy fríos.

– Deben evitar el agua fría en la ducha.

– Deben evitar la inmersión súbita en agua fría, en piscinas, lagos o en el mar. Se han descrito incluso casos de ahogamiento por inmersión súbita o prolongada, al producirse un cuadro de bajada de tensión y pérdida de conocimiento similar a una anafilaxia. Generalmente, cuando el agua está por encima de  25 grados de temperatura, no suele dar problemas, pero es recomendable no zambullirse hasta haber comprobado, metiendo primero un miembro durante 5 minutos y esperando después otros 10, que no se produce reacción.

– Y, por supuesto, como siempre que existe tratamiento farmacológico, si su médico se lo ha prescrito debe asegurarse de tomarlo con la pauta indicada.

ice3-file0001475085592