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Ayudas para celíacos de MUFACE

MUFACE es el acrónimo con que se conoce a la Mutualidad General de Funcionarios de la Administración Civil del Estado, un Organismo Público dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas que gestiona el Régimen del Mutualismo Administrativo de estos funcionarios. Simplificando, se trata de uno de los organismos que gestionan la Seguridad Social de estos funcionarios, ya que un número importante (si bien decreciente) de funcionarios no están encuadrados en el Régimen General de la Seguridad Social sino en uno de los Regímenes Especiales de la misma, el cual recibe, precisamente, el nombre de Régimen Especial de la Seguridad Social de los Funcionarios Civiles del Estado.

Para la protección de su colectivo, MUFACE gestiona diversas prestaciones como la asistencia sanitaria, el subsidio por incapacidad temporal o por riesgo durante el embarazo o durante la lactancia natural, entre otras.

Entre las prestaciones que reciben el nombre de ayudas de protección sociosanitaria se incluyen ayudas económicas para la compra de los productos alimenticios elaborados, tratados o preparados especialmente para responder a las necesidades nutricionales particulares de los enfermos celíacos. Estas ayudas están destinadas a aquellos mutualistas de MUFACE (o sus beneficiarios) que padezcan la enfermedad celíaca debidamente acreditada. Se configuran como una cuantía anual que estará en función de la capacidad económica del beneficiario de la prestación según un baremo establecido en cada convocatoria anual, oscilando entre un mínimo anual de 339,90 euros y un máximo anual de 618,00 euros. Si quieres acceder a la página en la que describen las características de esta prestación, pulsa sobre el logotipo de MUFACE:

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Desde el 1 de enero de 2011, los funcionarios de nuevo ingreso se incluyen obligatoriamente en el Régimen General de la Seguridad Social. Esta medida acabará con las llamadas clases pasivas, las condiciones especiales de jubilación de que disfrutaban los funcionarios, y a las que ya no tienen acceso los funcionarios de nuevo ingreso (esta medida, sin embargo, no afecta, según recoge expresamente la norma que la instaura, a los ex Presidentes, Vicepresidentes y Ministros del Gobierno de la Nación y a otros altos cargos de diversos órganos constitucionales). Este cambio de afiliación de los nuevos funcionarios supone un paso hacia la desaparición del llamado mutualismo administrativo, la gestión de la Seguridad Social de los funcionarios por organismos especiales.

Pero, independientemente de que podamos considerar que MUFACE está abocada a la extinción en un plazo más o menos largo, la ayuda para celíacos de la que hemos hablado es una prueba de que plantear tal ayuda como prestación de la Seguridad Social no es algo descabellado.

 

Alérgenos no alimentarios transmitidos por alimentos

En ocasiones, de forma inadvertida e indeseada, junto con los alimentos pueden ingerirse algunas sustancias diferentes de éstos, las cuales pueden desencadenar respuestas alérgicas en el sujeto. Se trata de sustancias o elementos que, sin ser alimentos (ni aditivos añadidos de forma voluntaria) han entrado en contacto con el alimento y están incorporados en el mismo, sin que la persona que los come tenga conocimiento de ello; y, como consecuencia de su ingesta, pueden dar lugar a reacciones alérgicas, a veces graves.

Los llamamos alérgenos no alimentarios transmitidos por alimentos.

Entre los más habituales están los siguientes:

1.- Proteínas del látex.

El látex, del cual ya hemos hablado en este blog, puede comportarse como un contaminante, cuando sus proteínas entran en contacto con el alimento. El caso más habitual es cuando se manipula con guantes de látex, o cuando se ha envasado en recipientes cuyas paredes interiores (o cuya tapadera) contienen látex en su composición: las proteínas del látex pueden quedar incorporadas al alimento, y pueden desencadenar una reacción adversa si alguna persona alérgica al látex ingiere el alimento contaminado.

2.- Anisakis.

El Anisakis es un parásito cuyos hospedadores naturales son el pescado (cuando se encuentra en forma de larva) y los mamíferos marinos (en su forma adulta). Si el ser humano consume pescado parasitado por larvas de Anisakis crudo o insuficientemente cocinado, puede padecer una anisakiosis, que es una parasitosis cuyos síntomas y signos clínicos se desarrollan como resultado de la reacción inflamatoria ocasionada por la penetración de las larvas en la mucosa de la pared gástrica (suele ser un cuadro agudo, pues el ser humano no es el anfitrión natural de este parásito, y éste termina siendo expulsado, aunque puede causar un daño significativo antes de serlo). También puede producir manifestaciones de reacción alérgica de tipo inmediato (mediada por IgE) que van desde manifestaciones exclusivamente cutáneas como la urticaria o angioedema hasta cuadros sistémicos (anafilaxia). También puede haber cuadros mixtos, con clínica gastrointestinal y clínica alérgica.

3.- Ácaros.

Hay alimentos que pueden contaminarse por ácaros. Aunque los ácaros que predominan en lugares donde se almacenan alimentos son los que denominamos ácaros de depósito (fundamentalmente Acarus siro, Lepidoglyphus destructor y Tyrophagus putrescentiae, los cuales también pueden producir alergias), también puede ocurrir la contaminación de alimentos por los ácaros cuyo hábitat predilecto es el polvo doméstico, los cuales son los que más frecuentemente producen alergias respiratorias: se han descrito, por ejemplo, reacciones anafilácticas en pacientes asmáticos con sensibilización a estos ácaros tras la ingesta de harinas contaminadas por Dermatophagoides farinae.

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4.- Residuos.

A veces, los alimentos de origen animal pueden contener residuos procedentes de tratamientos veterinarios. En función de la naturaleza y riesgo para la salud humana que tales residuos puedan condicionar, la normativa legal regula la obligatoriedad de su ausencia o los límites máximos aceptables en los productos alimenticios. Se han descrito, por ejemplo, reacciones alérgicas tras la ingesta de alimentos de origen animal (carne, leche) con presencia de restos de antibióticos, como ß-lactámicos y macrólidos.
Llamamos trofoalergenos (del griego trophē, nutrición, y alérgeno) a todos aquellos antígenos que, absorbidos por vía digestiva, son capaces de desencadenar una reacción alérgica. Los alérgenos alimentarios son trofoalergenos. Pero también todos estos alérgenos no alimentarios que se ven transportados o vehiculizados por los alimentos (algunos de los cuales pueden también desencadenar reacciones alérgicas por otras vías, como los ácaros por vía respiratoria o el látex por contacto directo con la piel) pueden comportarse como trofoalergenos.