La progenie de la abuela: nueva plaga de mosquitos en la zona oeste de Málaga.

Desde el pasado jueves, se ha intensificado la presencia de mosquitos en determinados barrios de la zona oeste de Málaga, como Guadalmar, Sacaba y Parque Litoral. Durante el fin de semana, han hecho estragos entre los bañistas de playas como la de la Misericordia, donde frustaron el día a muchas familias que tuvieron que recoger sus cosas y marcharse por resultar la estancia extremadamente incómoda, especialmente a partir de determinadas horas de la tarde.

En un verano en que los profesionales del servicio público de salud encargados de atender a la población de esta ciudad denuncian con más insistencia que nunca las condiciones precarias y de insuficiencia de medios (humanos y materiales) en que se ven obligados a trabajar, la asistencia de vecinos y turistas a servicios de urgencias (¡incluso hospitalarias!) buscando tratamiento para reacciones intensas a las múltiples picaduras de los mosquitos añade un factor más de sobrecarga a tales servicios. «Éramos pocos, y parió la abuela», reza un irónico refrán popular que alude a la forma en que situaciones inesperadas, como la que nos ocupa, pueden sobrepasar las previsiones más extremas.

En efecto, como no se cansan de defender los gestores de nuestro servicio público de salud, «la asistencia está garantizada». Quienes trabajamos, o hemos trabajado, en los centros públicos sabemos que los últimos en darse cuenta de la precariedad de la situación, o en sufrir sus consecuencias (pues una cosa y la otra están, obviamente, relacionadas), son los usuarios. Pero la asistencia está garantizada a costa de una sobrecarga de los profesionales.

Son múltiples las referencias que hemos encontrado este verano en la prensa generalista a la sobrecarga de los servicios sanitarios en Andalucía (y muy especialmente en Málaga) y a las condiciones inadecuadas en las que sus profesionales prestan sus servicios, hasta el punto de que recientemente hemos sabido que la Fiscalía ha decidido investigar las consecuencias en Málaga y Huelva de los recortes encubiertos: recortes, porque ni se incrementa la dotación de los servicios de forma congruente con el aumento de la población en estas zonas turísticas en verano, ni se cubren las bajas o vacaciones del personal como sería deseable (como sería necesario); y encubiertos, porque sobre los usuarios repercute una ínfima parte de esas circunstancias, ya que los profesionales afrontan el exceso de demanda con un esfuerzo y dedicación adicionales que han resultado admirables hasta que, como ellos mismos reconocen (en una petición de ayuda de la que ni siquiera sus pacientes son del todo conscientes), han llegado a rayar en la temeridad.

Los técnicos del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía trabajan juntos para identificar la causa de esta nueva plaga de mosquitos. En esta ocasión, se descarta que pueda estar en la desembocadura del Guadalhorce, pues ha sido inspeccionada sin que se hayan encontrado larvas en ninguna de las lagunas revisadas y con una presencia de mosquitos adultos muy baja y mucho menor que en la anterior visita, ocurrida el 10 de agosto.  Tampoco se han encontrado larvas en la depuradora del mismo río.  La semana pasada, el Ayuntamiento inspeccionó las urbanizaciones de Guadalmar y Parque Litoral, comprobándose la ausencia de larvas tanto en los canales como en las rejillas pluviales de estas zonas cercanas al paraje natural de la desembocadura del Guadalhorce.

Nuestra intención inicial era centrar esta entrada en la referida plaga de mosquitos, cuya magnitud la ha hecho incluso merecedora de atención en los noticiarios de cadenas nacionales de televisión, pero imaginar a sus víctimas consultando masivamente en los servicios de urgencias nos ha llevado a destacarla como la progenie de la abuela en un servicio de salud que sigue funcionando, con dificultad, sobre los hombros de sus profesionales.

En los próximos días, los técnicos municipales y autonómicos seguirán buscando el foco o focos de la plaga. Ojalá lo encuentren pronto, y puedan erradicarlo. Y ojalá que también pronto las autoridades sanitarias adecuen la dimensión de sus servicios a las necesidades reales de la población que atienden. Aunque nos tememos que ésto va a llevar más tiempo.

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Nube de mosquitos sobre el agua