Hitos de la Historia de la Enfermedad Celíaca

La Universidad de Sheffield ha elaborado una infografía sobre la Historia de la Enfermedad Celíaca, en la que señalan algunos de los principales hitos en la evolución de su conocimiento.

Coeliac Disease

Areteo de Capadocia fue un notable médico griego de la época imperial romana, que vivió durante el siglo I d. C. Se le atribuye la primera descripción de la celiaquía, en su tratado titulado Sobre las causas y los síntomas de las enfermedades.

A principios del siglo XIX, el Dr. Mathew Baillie publicó sus observaciones sobre una enfermedad diarreica crónica de los adultos que causaba malnutrición y se caracterizaba por un abdomen distendido por los gases. Incluso sugirió un tratamiento dietético, escribiendo: «Algunos pacientes parece que mejoran considerablemente alimentándose casi exclusivamente de arroz».

En 1887, el Dr. Samuel Gee presentó a sus alumnos de medicina en Londres una descripción de la «enfermedad celíaca» que se publicó en el año siguiente y que se considera la piedra angular de la descripción de la celiaquía en la era moderna.

  En los años 20 del siglo pasado, el Dr. Sidney Haas propuso una dieta a base de plátanos para mejorar la celiaquía. Nunca se imaginó que el verdadero éxito de su dieta radicaba en que no incluía cereales.

En 1953, el médico holandés Dr. Willem-Karel Dicke publicó un estudio que confirmaba que las proteínas del trigo en particular eran las que causaban la enfermedad celíaca, basando sus hallazgos en la observación de que los niños con celiaquía mejoraban durante los periodos de desabastecimiento de pan causados por la Segunda Guerra Mundial.

Poco después, el Teniente Coronel Crosby, de los Estados Unidos de América, diseñó una cápsula para biopsia duodenal que permitió relacionar la enfermedad con un patrón específico y reconocible de daño en la mucosa del intestino proximal.

En 1969, en Interlaken, se establecieron los criterios ESPGHAN para el diagnóstico de la enfermedad celíaca. Se precisaba la realización de 3 biopsias intestinales, la primera coincidiendo con la sospecha diagnóstica, que mostrase atrofia subtotal de vellosidades e hiperplasia críptica; la segunda, para comprobar la normalización histológica, tras dos años sin gluten; y, por último, la tercera biopsia tras introducción del gluten, para demostrar la recaída de las lesiones histológicas. Nótese que el diagnóstico definitivo tardaba en establecerse más de dos años.

En los años 80 del siglo pasado se identificaron los anticuerpos cuya presencia en suero permite orientar el diagnóstico, y en la década de los 90 del mismo siglo se conocieron los antígenos de histocompatibilidad, HLA -DQ2 y HLA-DQ8, que se relacionan con la enfermedad.