Norman Rockwell (Norman Percevel Rockwell, 1894-1978) fue un ilustrador, pintor y fotógrafo norteamericano que plasmó en imágenes entrañables múltiples escenas cotidianas de la sociedad de su época. Algunas de sus obras muestran al médico relacionándose con su paciente o con miembros de la familia. Estas dos muestras excelentes llevan el título de «Doctor and the Doll» («El Médico y la Muñeca»):
El 19 de mayo se celebra el Día Mundial del Médico de Familia. Fue propuesto como tal en 2010 por la Organización Mundial de Médicos de Familia (WONCA), y se ha convertido en un día en el que destacar el papel y contribución de los médicos de familia en los sistemas de cuidados de salud de todo el mundo.
Con motivo del mismo, quiero compartir una reflexión que con frecuencia se me viene a la cabeza en la consulta.
La contratación de seguros de salud en España ha experimentado un crecimiento significativo durante los últimos años, coincidiendo con la percepción, por parte de la población, del deterioro de algunos aspectos de la sanidad pública: principalmente, la accesibilidad de los servicios. Es un hecho que el aumento de las listas de espera en la Sanidad Pública supone un estímulo para que una parte importante de la población decida pasarse a los seguros privados. El sector de la medicina privada es consciente de que ese es uno de sus principales atractivos para su clientela, e intenta cuidarlo y defenderlo como uno de sus grandes valores.
Pero, en la carrera por ofrecer la mayor accesibilidad posible, los seguros privados van un paso más allá, y generalmente brindan la posibilidad de que el paciente (el asegurado, dicen ellos: da igual, es la misma persona) acuda al especialista de su elección sin necesidad de pasar por el médico de familia. En el servicio público de salud, el médico de familia es quien decide si el paciente necesita ser valorado y tratado por un especialista hospitalario concreto o si, por el contrario, el problema de salud que presenta puede abordarse y resolverse en el nivel de atención primaria. Aún cuando el paciente considere conveniente una valoración especializada, el criterio que impera es el de su médico de familia, el cual, por ese motivo, se presenta como “la puerta de entrada al sistema”. En los seguros privados, por el contrario, generalmente el paciente puede elegir consultar al especialista de su elección sin tener que pasar el filtro de su médico de atención primaria.
Para quien ha optado por un seguro privado para garantizarse la accesibilidad de los servicios, esa posibilidad es, en la mayoría de los casos, irrenunciable. Pero quienes recibimos al paciente en nuestra consulta de especialista (hablo ahora como alergólogo), a veces echamos de menos la intervención del médico de familia: un médico de familia que conozca la trayectoria vital del enfermo y sea capaz de interpretar los síntomas en el contexto de la misma; un médico de familia que recabe la información generada por los demás especialistas, que ponga en relación las conclusiones de unos y otros, sintetice y destaque lo importante descartando lo superfluo o irrelevante; un médico de familia que se mantenga al tanto de la realidad familiar, laboral y social de su paciente, y que pueda detectar de qué manera influyen en sus padecimientos o se resienten por éstos; el médico que se ha ganado la confianza de su paciente y puede evitarle peregrinajes innecesarios por consultas diversas, o ahorrarle el sometimiento a pruebas injustificadas que pueden resultar incómodas, o cruentas, o incluso nocivas; el médico que resuelve un gran número de problemas y aconseja, con buen criterio, a quién consultar para resolver el resto; el médico que conserva los datos relevantes de cada actuación sanitaria a que su paciente se ha visto expuesto en el pasado, y que es capaz de condensarlos en un informe que el enfermo pueda esgrimir ante terceros cuando sea necesario, para que en todos los casos los objetivos estén claros y los antecedentes importantes siempre salgan a colación.
Piensa una cosa: el hecho de que, como titular de un seguro privado de salud, no tengas la obligación de contar con un médico de familia, no quiere decir que tengas que renunciar al derecho de contar con uno. Si buscas un buen medico de familia y delegas en él la toma de decisiones relativas al cuidado de salud de tu propia persona y de tu familia, probablemente el resultado te va a sorprender.
Porque, a veces, el enfermo que no cuenta con un médico de familia (porque no ha querido, porque no lo ha considerado necesario), cuando consulta a múltiples especialistas, de forma simultánea o secuencial, por un mismo problema o por varios,… parece muy solo.
“Un médico de familia para cada familia”, reza el lema de uno de los pósters que la WONCA está divulgando hoy para recordarnos la importancia de estos profesionales. Y, desde luego, si tu seguro de salud te permite acceder al especialista de tu elección, no es mala elección priorizar precisamente el acceso a este especialista.