Aunque todavía la situación dista mucho (muchísimo, podrán decir algunos, con base en su propia experiencia) de ser óptima, es una realidad que cada vez las alergias e intolerancias alimentarias van siendo más conocidas, y la sociedad en su conjunto va articulando más recursos para que las personas que las padecen puedan hacer una vida completamente normal sin someterse a riesgos innecesarios.
El caso de la celiaquía, por su elevada prevalencia, es un caso paradigmático. La mejora en los métodos diagnósticos, la cada vez mayor formación e implicación de los profesionales sanitarios y la excelente labor de concienciación y sensibilización llevada a cabo por las propias asociaciones de pacientes contribuyen a que las necesidades de las personas celíacas sean cada vez más tenidas en cuenta en los más diversos ámbitos. Y también las administraciones públicas han desarrollado, en ocasiones, iniciativas acertadas en este sentido.
Hoy queremos mencionar algunos ejemplos de manuales editados por administraciones públicas para facilitar la integración de los niños celíacos en el ámbito escolar.
En el año 2002, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid editó una Guía Práctica titulada «El niño celíaco en el colegio«, redactada por Manuela Márquez, de la Asociación de Celíacos de Madrid, con revisión de los textos por una médica especialista en aparato digestivo y un psicólogo (pulsa sobre la imagen si quieres acceder al texto):
Aunque su breve extensión no le permite entrar en mucha profundidad, de él destacamos dos secciones que nos parecen especialmente acertadas: una, bajo el título «Aprendiendo a convivir todos juntos», resalta la importancia de no sentar nunca, a la hora de comer, al niño celíaco aparte y aislado por miedo a que pueda ingerir algún alimento indebido, y señala las ventajas indudables de que el niño asista al comedor escolar junto a sus compañeros e interactúe allí con ellos en igualdad de condiciones; y la otra, titulada «¿Qué hacer ante una transgresión?», proporciona pautas a los profesores o responsables del cuidado del niño durante sus horas de escolarización si detectan que ha tenido lugar la ingestión de un alimento con gluten.
También con implicación del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, existe un brevísimo documento divulgativo (por su extensión, podemos hablar de folleto) destinado a los profesores. No aporta, realmente, nada respecto al anterior, a excepción del hecho de sintetizar en apenas tres páginas algunas ideas relevantes y de remitir, como posibles fuentes de información adicional, a la Asociación de Celíacos de Madrid y a la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, en un claro reconocimiento de la importante labor que el asociacionismo de pacientes desempeña en esta enfermedad (de nuevo, pulsa sobre la imagen si quieres acceder al texto):
Un documento más reciente es la «Guía Práctica del niño celíaco en la escuela«, editada en 2012 por la Asociación Celíaca Aragonesa con la colaboración de la Dirección General de Consumo del Gobierno de Aragón. Su mayor extensión le permite entrar en aspectos más técnicos, como la regulación normativa de composición y etiquetado de productos alimenticios apropiados para personas con celiaquía y medidas especiales de seguridad alimentaria en el ámbito escolar, o aspectos prácticos relativos a los requisitos para elaborar un menú sin gluten y evitar la contaminación cruzada (y, una vez más, pulsa sobre la imagen si quieres acceder al texto):