A principios de este mes de enero, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, Centros para Control y Prevención de Enfermedades) de los Estados Unidos de América publicaron un artículo titulado «Quitting Smoking Among Adults – United States, 2000-2015» («Abandono del tabaco entre adultos – Estados Unidos, 2000-2015«), en el que destacaban algunos datos estadísticos sobre los intentos de abandonar el hábito tabáquico por parte de la población adulta. Aunque, lógicamente, sus datos están referidos a los Estados Unidos, algunos de ellos pueden ser extrapolables a nuestro entorno, o llamarnos la atención sobre algunos aspectos relevantes.
Aproximadamente dos tercios de los fumadores de cigarrillos se habían manifestado interesados en dejar de fumar, y aproximadamente la mitad de ellos refirieron haber recibido alguna advertencia por parte de algún profesional de la salud y haber hecho al menos un intento de dejarlo durante el año anterior. Sin embargo, menos de un tercio de los fumadores que intentaron dejarlo habían utilizado medios de tratamiento cuya eficacia contara con alguna evidencia científica, y menos de uno de cada diez había conseguido éxito en su propósito.
Lo cual, lógicamente, debe hacernos recapacitar sobre cuáles son los métodos que realmente se apoyan en evidencias científicas, y cuál es, en cada caso, su eficacia.
De un modo muy esquemático, lo que sabemos hasta ahora es lo siguiente:
- La acupuntura no ha demostrado que sea eficaz para ayudar a dejar de fumar, según una revisión Cochrane de 2014 (las revisiones Cochrane son estudios que analizan, y sistematizan, la evidencia científica publicada hasta la fecha).
- La hipnosis tampoco ha demostrado ser eficaz para ayudar a dejar de fumar, según una revisión Cochrane de 2010.
- Sí hay algunos medicamentos cuyo uso ha demostrado evidencia. Como muestra, proporcionamos enlace a una revisión Cochrane de 2013.
- También ha demostrado efectos positivos la intervención psicológica para conseguir el cambio conductual, y se han registrado tales efectos tanto en intervenciones individuales, como recoge esta revisión Cochrane de 2015, como en intervenciones grupales, como recoge esta revisión Cochrane de 2005.
- Los mejores resultados se consiguen cuando se combinan la intervención farmacológica con el apoyo psicológico, según encuentra esta revisión Cochrane de 2016.
- Respecto a los cigarrillos electrónicos, sí hay algunos estudios que muestran resultados positivos para ayudar a dejar de fumar, según esta revisión Cochrane de 2016, pero sus autores refieren que los estudios existentes todavía son pocos y de calidad cuestionable, por lo que, teniendo en cuenta, además, que no existen datos fiables sobre su seguridad a largo plazo (se introdujeron en el mercado en 2006), se necesita más evidencia científica para poder recomendarlos como un método eficaz para ayudar a dejar de fumar.