La prevalencia de asma en profesionales del deporte o deportistas de élite es mayor que en la población general: mientras que la presentación de la enfermedad en la población general es de un 7 %, en deportistas de élite está en torno a 10 %, es decir, tres puntos porcentuales más. Y esta proporción varía según la disciplina deportiva a la que estemos atendiendo: en los deportes de resistencia como el ciclismo, en deportes invierno y en deportes acuáticos como la natación los porcentajes aumentan, rondando el 20 %, mientras que en otros casos, como el baloncesto o el fútbol, se reduce por debajo del 9 %.
Como hemos comentado previamente, el asma es una enfermedad muy común entre los deportistas olímpicos, y la forma más habitual de la enfermedad en este colectivo es precisamente la denominada asma inducida por el ejercicio, que se manifiesta con broncoespasmo inducido por el ejercicio, del cual también hemos hablado en el pasado. Los expertos consideran que las causas de esta elevada prevalencia pueden estar en las características del entrenamiento de estos deportistas, que implica una sobreexposición a sustancias irritantes o potencialmente desencadenantes de broncoespasmo precisamente en un momento en que el aparato respiratorio está trabajando a pleno rendimiento. Con frecuencia el entrenamiento se lleva a cabo al aire libre, con lo cual el deportista se expone a inhalar sustancias irritantes con capacidad de inducir asma, como alérgenos diversos (fundamentalmente pólenes) o la propia contaminación medioambiental, o, si hablamos de deportes acuáticos, el cloro y otras sustancias químicas de la piscinas, precisamente en un momento en que sus pulmones están hiperventilando debido al sobreesfuerzo. Precisamente esta hiperventilación es, por sí sola, y como consecuencia de la pérdida de humedad y de temperatura de las vías aéreas que condiciona, puede representar un factor desencadenante o predisponente de broncoespasmo. Y el sometimiento reiterado a estas circunstancias estresantes puede hacer que la reactividad de las vías açereas se incremente, dando lugar a lo que llamamos hiperreactividad, que está en la base del asma.
No obstante, como suele constatarse cada vez que se celebran Juegos Olímpicos, y como probablemente veremos también en los que van a iniciarse ahora, padecer asma bronquial, cuando está bien controlada, no imposibilita alcanzar excelentes marcas en deportes de élite.