No es lo mismo alergia a las proteínas de la leche que intolerancia a la lactosa

Los hermanos Ángel y Francisco Javier Rodríguez Idígoras son dos humoristas gráficos malagueños que firman como Idígoras y Pachi, y que actualmente publican su obra en los diarios El Mundo y Sur. La semana pasada, ambos fueron galardonados por la Asociación de la Prensa de Málaga con la Medalla de Honor al Periodista, que recogieron el pasado 21 de enero.

Apenas un par de días después,  la actual Presidenta de la Junta de Andalucía anunciaba su decisión de adelantar las elecciones autonómicas al próximo 22 de marzo.

Ambos acontecimientos, sucedidos en tan corto espacio de tiempo, nos brindan un pretexto para rescatar el chiste de Pachi publicado en el diario Sur el 7 de abril de 2011 , y para retomar algunos conceptos sobre alergia e intolerancia alimentaria.

Alergia alimentaria Pachi 070411

En este chiste, el personaje ubicado a la derecha en la primera viñeta se refiere alérgico a la lactosa. Sin embargo, aunque sí existe la alergia a la leche de vaca, la «alergia a la lactosa» no existe como tal: las proteínas de la leche de vaca son las que pueden producir alergia, mientras que la lactosa, que es un hidrato de carbono (un azúcar) presente en la leche, puede dar lugar a intolerancia.

No debe confundirse, por tanto, la alergia a las proteínas de la leche de vaca con la intolerancia a la lactosa.

El sistema inmunitario de las personas que son alérgicas a la leche de vaca reacciona de forma anómala frente a una o más de las proteínas presentes en la leche.
La intolerancia a lactosa, por su parte, es una afectación del aparato digestivo con imposibilidad para digerir adecuadamente la lactosa (que es, como hemos señalado, un azúcar presente en la leche) debido a una deficiencia de la enzima llamada lactasa, la cual, en condiciones normales, se encarga de descomponerla para que pueda ser adecuadamente absorbida. Sus síntomas son variables, pero pueden incluir dolor abdominal, diarrea, distensión de abdomen y/o flatulencia.
Aunque ambas enfermedades se producen por mecanismos completamente diferentes, en ambos casos la abstinencia de leche y derivados (productos lácteos) evita los síntomas. No obstante, en el caso de la alergia, por la implicación del sistema inmunitario los síntomas aparecen rápidamente tras la ingesta (hablamos de hipersensibilidad inmediata): lo habitual es que lo hagan en cuestión de minutos, aunque a veces pueden tardar algunas horas en aparecer. Pueden afectar a muy diversos órganos del cuerpo: la piel, las vías respiratorias, el propio aparato digestivo, … En los casos más graves puede dar lugar a la llamada reacción anafiláctica, de la cual ya hemos hablado en otras entradas de este blog. En el caso de la intolerancia a la lactosa, por su parte, al no estar implicado el sistema inmunitario los síntomas suelen estar limitados al aparato digestivo (salvo en los casos extremos, en los que a largo plazo puede aparecer malnutrición con pérdida de peso).