La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria crónica de causa desconocida que se caracteriza por un acúmulo de eosinófilos (una variedad de glóbulos blancos de la sangre) en el esófago, condicionando un mal funcionamiento del mismo. El esófago es un tubo con pared muscular que participa en el tránsito de los alimentos desde la boca al estómago, lo cual determina que los síntomas principales de este trastorno (que son variables, dependiendo de la edad), están relacionados con la función digestiva: en el caso de lactantes y niños pequeños puede haber rechazo de la comida, o no crecen al ritmo normal; los niños en edad escolar a menudo refieren dolor abdominal, dificultad para tragar (disfagia) o vómitos; los adolescentes y los adultos también refieren a menudo dificultad para tragar, junto a otros síntomas menos frecuentes (hipersalivación, vómitos, dolor torácico, …). En los casos más graves, el esófago puede estrecharse hasta tal punto que la comida se atasca: este fenómeno se llama impactación del alimento y necesita tratamiento urgente.
Se estima una prevalencia de esofagitis eosinofílica de 45 casos por cien mil habitantes.
Diversas circunstancias permiten relacionar la esofagitis eosinofílica con una alteración de carácter alérgico, pues se ha comprobado que diversos alimentos (o incluso alérgenos inhalados como pólenes u hongos) pueden producir una inflamación tras su contacto con el sistema inmunológico de la pared del esófago (se considera que, efectivamente, una respuesta inmunológica adversa a algún alimento es la principal causa de esofagitis eosinofílica en una gran cantidad de pacientes), y que, en algunos casos, la retirada de los alimentos frente a los que se ha detectado alergia ayuda a controlar la enfermedad.
Si quieres conocer más sobre la esofagitis eosinofílica, puedes visitar la página web de la Asociación Española de Esofagitis Eosinofílica: