El precio del sufrimiento: Como si medirlo fuera posible

El doctor José Carlos García Robaina, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria (Tenerife) ha liderado un estudio realizado con el apoyo de la compañía farmacéutica Merck, titulado “Ahorro asociado a inmunoterapia hipo-alergénica de dosis alta contra ácaros en pacientes de rinitis y/o asma en España”. El resultado de dicho trabajo muestra que la inmunoterapia subcutánea en pacientes con alergia a los ácaros permitiría al Sistema Nacional de Salud (SNS) un ahorro 5,7 veces mayor a su coste.

La sintomatología asociada a muchas alergias respiratorias puede controlarse mediante la inmunoterapia, un tratamiento que consiste en administrar a los pacientes cantidades crecientes del alérgeno específico responsable de sus síntomas para que el sistema inmune se module y mejore la tolerancia al mismo en posteriores contactos. Se trata del único tratamiento que ha demostrado ser capaz de revertir el curso natural de la enfermedad, pero a pesar de ello actualmente es frecuente que su empleo se limite a aquellos pacientes en los que no se ha podido controlar previamente la enfermedad con el tratamiento sintomático.

Obviamente, la presencia de síntomas supone un deterioro en su calidad de vida, con costes económicos directos (como el precio de los medicamentos que deben utilizarse para su control) e indirectos (como las bajas laborales). Estos costes son los que cuantifica el estudio, valorando el ahorro a largo plazo del tratamiento específico de la alergia a ácaros con inmunoterapia subcutánea (no es la única vía de administración, pero es la única que este estudio ha tenido en cuenta), mediante el empleo de un extracto de la casa comercial mencionada, en comparación con el tratamiento sintomático convencional de la alergia a ácaros. Los resultados han puesto de manifiesto la reducción estimada de costes derivados de aspectos como los recursos hospitalarios (valorando hospitalizaciones, visitas al alergólogo y visitas a urgencias), los tratamientos sintomáticos (valorando tanto la medicación diaria como la necesidad de medicación de rescate), pruebas diagnósticas y días de baja laboral por enfermedad. Basándose en esos resultados, el ahorro estimado para el Sistema Nacional de Salud resultaría en una cantidad 5,7 veces mayor que el coste de la propia inmunoterapia tras 6 años de tratamiento.

Se trata de un estudio observacional, retrospectivo y multicéntrico, que se ha realizado en España con una muestra de 419 pacientes, y es el primer trabajo que valora coste-efectividad de la inmunoterapia en un grupo de pacientes tan extenso. En él, se extrapolan a 6 años los resultados obtenidos durante el primer año de tratamiento con inmunoterapia, asumiendo 3 años de tratamiento activo (según la pauta habitual recomendada) y 3 años de seguimiento posterior.

Obviamente, este trabajo no ha podido cuantificar la angustia de ver a un hijo luchando por respirar, las noches sin dormir, la pérdida de rendimiento laboral del día posterior, el sufrimiento de ingresar o tener a un familiar directo ingresado, las pérdidas de oportunidad condicionadas por las descompensaciones, los efectos secundarios de los tratamientos necesarios, … Obviamente, el trabajo no ha podido medir ésto. ¿Cuánto valen los juegos infantiles frustrados, las citas anuladas? ¿Cómo se mide la imposibilidad de participar con el grupo de amigos en un plan apetecible, tener que ver el partido desde la grada por no poder seguir el ritmo, quedarse en casa porque la excursión es al aire libre?

Si pudiéramos medir el sufrimiento, cuantificarlo y darle un valor económico, las diferencias que ofrecería el estudio que nos ocupa serían, sin duda, extraordinariamente superiores.

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