La hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta) es una de las más de 280 especies del género de hormigas Solenopsis. Son, por tanto, himenópteros, y, junto con abejas y avispas, son una especie de himenópteros de gran interés en Alergología.
Aunque la Solenopsis invicta es originaria de Sudamérica (concretamente, se ubican sus primeras colonias en Brasil, al sur de la selva amazónica), se ha convertido en una plaga en América Central y del Norte, como el sur de los Estados Unidos, Australia, y en distintas zonas de Asia. Por suerte, no tenemos esta especie (al menos de momento) en Europa. No obstante, si vives o vas a viajar a alguno de esos continentes, ¡cuidado con ellas!
Solenopsis invicta es conocida por tener una dolorosa y persistentemente irritante picadura, muy pruriginosa, que a menudo deja en la piel una vesícula rellena de un material de aspecto similar al pus (aunque no suele infectarse si no se rompe). Por supuesto, para defenderse utiliza sus mandíbulas, y tiene una mordedura fuerte, pero no es a eso a lo que nos referimos cuando hablamos de picadura: tiene un aguijón retráctil en el extremo distal de su abdomen, con el que inyecta un veneno que contiene una mezcla de alcaloides naturales derivados de la piperidina, que muestra una potente actividad tóxica, hemolítica y necrotizante y que causa tanto el dolor como la formación de esa especie de pústulas blancas que suelen aparecer un día después de la picadura. Además de esa sustancia, el veneno contiene una solución acuosa de proteínas, péptidos, y otras pequeñas moléculas, y puede desencadenar una reacción alérgica en individuos sensibles.
Son una plaga para el ser humano, no sólo por el dolor físico que su picadura puede infligir, o las consecuencias de la misma sobre los animales de granja (cuando pican muchas de forma simultánea, cosa frecuente si consideran su nido amenazado, pueden causar la muerte de animales pequeños, como aves de corral), sino porque la construcción de los montículos de sus hormigueros puede dañar las raíces de las plantas, con la consiguiente pérdida de cosechas, e interferir en los cultivos mecanizados. Aunque sus picaduras raramente constituyen una amenaza para la vida de las personas y de animales grandes, sabemos que pueden causar la muerte por reacción anafiláctica en casos de alergia a su veneno.
Al igual que en el caso de las abejas y las avispas, existe también tratamiento inmunoterápico («vacuna») para la alergia al veneno de estas hormigas.
Si quieres conocerlas mejor, el canal Odisea les dedicó un documental de su serie «Especies Invasoras«, que está disponible íntegramente en Youtube: