¿Alérgicos a alimentos desprovistos de adrenalina?: lamentablemente, no es tan raro.

Las encuestas, cuando están bien diseñadas y administradas y sus resultados se procesan adecuadamente, pueden proporcionar información muy valiosa. De hecho, constituyen uno de los métodos de investigación más apreciados en disciplinas como la sociología, psicología o antropología. Y también en medicina pueden proporcionar datos muy relevantes.

Recientemente hemos tenido conocimiento de un estudio desarrollado por el Dr. David Stukus y sus compañeros, del Hospital Pediátrico Nacional de Culumbus (Ohio), cuyos resultados ellos mismos califican de alarmantes: el estudio consistió en preguntar a los padres de niños alérgicos a alimentos que acudían a su clínica si llevaban consigo su dispositivo de adrenalina autoinyectable. En un porcentaje importante (60% del total), la respuesta fue negativa: incluso entre aquéllos que se consideraban con riesgo elevado de reacciones graves.

Como hemos visto reiteradamente en entradas previas, la adrenalina es el mejor tratamiento de urgencia en caso de reacciones anafilácticas. A los pacientes (o a sus cuidadores, si se trata de niños) se les insiste en que lleven siempre consigo sus dispositivos autoinyectables de adrenalina, por si fuera necesario utilizarlos. Hay una preocupación generalizada sobre la necesidad de garantizar la disponibilidad de  adrenalina cuando  los niños no están bajo cuidado de sus padres (en campamentos, en el colegio, …). Pero (destacan los autores) parece que la adrenalina podría no estar disponible incluso en casos en que los niños sí están en compañía de sus tutores.

Al preguntarles sobre las razones por las que no llevaban la adrenalina consigo, los argumentos más frecuentes fueron la incomodidad, un despiste, el coste del medicamento, la caducidad de su dispositivo sin posterior renovación, un exceso de confianza ante la ausencia de reacciones durante un periodo prolongado, la disponibilidad del fármaco en los lugares que el niño solía frecuentar, o incluso no haber entendido las instrucciones referentes a la necesidad de llevarlo siempre consigo. Un conjunto de motivos que permiten deducir que los padres (al menos, los participantes en el estudio) no siempre dan a este recurso la importancia que tiene.

En realidad, las conclusiones se refieren a un grupo no muy numeroso de familias: sólo 35; pero, como dicen los propios autores, los resultados son tan preocupantes que no pueden pasarse por alto. Ni es necesario interrogar a más padres para ser conscientes de que ahí hay un problema relevante con muy fácil arreglo.

No podemos saber si los resultados serían similares si preguntáramos en España. Pero, en cualquier caso, puede ser conveniente recordar, siempre, a cada padre o madre que vengan a la consulta acompañando a su hijo con alergia alimentaria, la necesidad de llevar consigo la adrenalina. Aunque sólo sea para que, a base de insistirles, terminen asumiendo la importancia del tema.

Y tú, si es tu caso, … ¿la llevas siempre contigo?

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