Despedir la primavera

Ayer domingo concluyó la primavera, la cuarta primavera más cálida desde 1971, y llegó oficialmente el verano.

Las previsiones dicen que será, también, un verano inusualmente caluroso.

Así como casi todos los grandes poetas han encontrado inspiración en la primavera, el verano ha resultado ser, en general, una estación menos proclive a ser plasmada en versos. De entre los diversos poemas referidos al verano, hoy queremos destacar el del escritor argentino Carlos Ardohain, titulado «Hubo un verano con muchas despedidas«:

Hubo un verano con muchas despedidas
fue el verano más largo en años
los días se enroscaban sobre sí mismos y volvían a empezar
las flores caían sobre el pavimento y se ahogaban en su propio jugo
fue un verano triste a pesar de tanto sol
la humedad hacía más profundo el silencio de las siestas
y cuando por fin llegaba la noche
el hondo canto de los búhos duraba hasta morir.

Especialmente en las primeras décadas de la vida el verano es, con frecuencia, época de encuentros y reencuentros, de establecer relaciones que se verán interrumpidas por el regreso a las obligaciones tras el descanso estival, y es, por ello, también, época de despedidas. Ardohain las hace protagonistas del verano de su poema, y deja que lo impregnen de tristeza, una tristeza con la que podrá identificarse cualquiera que haya vivido como especialmente dolorosa alguna de esas despedidas.

Pero decir adiós a los pólenes que han campado a sus anchas esta primavera, especialmente al de olivo y al de gramíneas, cuyos niveles ya están descendiendo en la atmósfera, no va a ser doloroso para nuestros pacientes alérgicos. Por el contrario, esa despedida va a ser un alivio.

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